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Ñu – Yo Estoy Vivo
En un ejercicio de resistencia encomiable, José Carlos Molina sigue «en pie y desafiante», como cantaba Warcry, frente a los avatares de cada momento, la opiniones contrarias, con su actitud entre quijotesca, contraproducente y a veces un tanto suicida… Sea como sea plausible de principio a fin, independientemente de estar o no de acuerdo con todas y cada una de sus opiniones y declaraciones, por su brutal sinceridad. Camino de los 68 tacos, que cumplirá en apenas un par de semanas, acaba de publicar su decimoctavo disco de estudio con el nombre de Ñu, el vigésimo si contamos sus dos escarceos ‘en solitario’ bajo el nombre de Molina (del último escribimos aquí hace unos cuantos meses), cerca ya de los treinta contando los distintos álbumes en directo y compilatorios. Doce años habían pasada (nada menos) de su anterior entrega de novedades (Viejos Himnos Para Nuevos Guerreros) que curiosamente tuve el honor de ‘criticar’ también para la extinta revista en papel de Rock Estatal. Un disco que llegaba ocho después del Títeres de 2003. Por tanto, como podréis comprobar, estamos ante todo un acontecimiento ya que no se prodigaba demasiado en ello en las últimas décadas. ¿Y qué tenemos en este Yo Estoy Vivo? Pues además de esa contundente aseveración que dibuja una comparativa no pronunciada con respecto a otros nombres propios coetáneos en los inicios y que ya están retirados (de acción o por omisión), está todo lo que ha caracterizado siempre a Molina. Letras cortantes cuando busca el conflicto, oníricas y sensibles cuando mira hacia el interior, y formas en las que flauta, violín, teclados suenan con una autenticidad a prueba de cualquier búsqueda de efectismo. Ñu sigue siendo una banda muy necesaria a la que (quizá) no se le ha tratado siempre con el respeto que merece. El año que viene se cumplen sus 50, algo habrá que hacer.
Lee el resto de esta entradaMolina – Molina
José Carlos Molina (Ñu) es para muchos, por derecho propio y porque siempre se necesita tener antagonistas, la antítesis de la complacencia, de la sonrisa fácil y de la media verdad. Su carácter, tan directo como honesto, tan sincero como complicado, le ha granjeado una fama que le ha ayudado tanto como perjudicado. Tuve la suerte de entrevistarlo antes de la pandemia para Rock Estatal, cuando enfilaba los 65 años y matizando su papel, se encontraba en un momento dulce tras agotar entradas en La Riviera y grabar un doble CD y DVD en directo, Madrid Río, que es ya un pedazo de la historia musical de este país y que estuvo más de un mes en lista de discos más vendidos. Un reconocimiento a una manera de hacer nunca fácil pero siempre buscando la excelencia. Ya en aquella entrevista me comentaba que estaba preparando nuevas canciones. “Estoy haciendo un disco de nuevas canciones. No sé si les daré un doble disco con las canciones que estaban listas para el anterior disco nuevo y que no me dio tiempo a hacerlo pues porque nos metimos con el directo y es posible que haga un doble nuevo. Estamos en eso. Es importante que la gente vea que después del DVD que no hemos perdido la creatividad. No me estoy metiendo en muchos berenjenales musicales para dejar que el grupo aporte. No lo voy a dar terminado. Estoy haciendo la música como un cantautor. Me ilusiona bastante”. De aquellos trabajos, en una especie de doble fase de lanzamiento, nace este Molina, a secas, su segundo en solitario al margen de Ñu (el primero fue Andando Solo en 1994), pero quizá el más personal de todos. El más alejado de “la tribu”, como está comentando en todas las promos. Un disco aperturista, quizá el que lleva mucho tiempo queriendo hacer y no se atrevió. Repasamos el álbum y algunos puntos de aquella entrevista que recupero.
Lee el resto de esta entradaSanta – Reencarnación (1984)
El punto de partida lo conocen quienes tengan un mínimo de instrucción sobre el nacimiento y primera oleada del heavy metal en nuestro país. El triunfo de los más técnicos Barón Rojo y los macarrónicos Obús dio como resultado, como ocurre con cualquier movimiento que se hace moda en la música, que las casas discográficas intentaran explotar un poco el filón ofreciendo productos que tuvieran unos argumentos lo bastante aceptables y coherentes para seguir despachando negocio. A caballo entre eso y por la sorpresa que se llevaron Fernando Sánchez y José Luis Serrano (esto es, la base rítmica de Obús en aquellos años) a principios de los ochenta cuando descubrieron la voz de Azucena Martín-Dorado Calvo que ejercieron de padrinos al ver el inmenso potencial vocal de la madrileña, Chapa Discos decidió apostar por este cuarteto, que se completaba con otro ya viejo conocido de las seis cuerdas como Jero Ramiro (que venía de demostrar su poderío metálico con Ñu tras, a su vez, venir rebotado de la banda de Ramoncín, después llegaría Saratoga, ya saben). El caso es que tras despachar un par de temas con el nombre de Viuda Negra, el grupo cambiaría la alineación con la entrada de Bernando Ballester (un ciclón en la batería que venía de Ñu) y Julio Díaz al bajo (Mazo) y se convertiría en Santa para la historia del heavy metal nacional. Escuchando hoy este disco parece increíble que todo se fuera al traste tan rápido. Pero así son las cosas. Nunca el mejor gana, nada que tengas que esperar llega.
Lee el resto de esta entradaÑu – Madrid Río
José Carlos Molina, el alma de Ñu, ha ido siempre contracorriente en esto del rock duro nacional. Como un salmón (aunque ‘el dueño’ de dicho apodo esté ahora en horas críticas de popularidad por su voxciferada incontinencia verbal). El caso es que el pasado 17 de febrero de 2018 decidió que la celebración del 43º aniversario de la banda era un buen momento para registrar su DVD en directo más completo y ambicioso. Algo que hiciera justicia al legado imponente de una cabecera imprescindible. Y, claro, para eso no hacen faltan cifras redondeadas. Cualquier número hubiera sido bueno, sea el 43 o el 44. Así, este Madrid Río se registro en la sala La Riviera de la capital con más de 2.000 almas que agotaron las entradas. Con una fama de tipo huraño que nunca ha rechazado, por ser de los pocos que se han atrevido a analizar la deriva del rock estatal a un ‘todo vale’ a costa de sacrificar la calidad en las composiciones y en los arreglos. Algo así como interpretar que ‘cualquiera puede cantar’ es una vulgarización y uno una democratización de la música. Decir esto en un país tan cainita como este -teniendo en cuenta que las voces de los grandes tótems suelen ser del corte lijoso-, pues claro, te hace ganarte fama. Pero aquí siempre nos ha importado más la música que todo el ruido y, por eso, Ñu siempre contará con el respeto que merecen más de cuatro décadas de gigantes canciones.
Leyendas Del Rock 2013. Sábado 10 de agosto
Un festival de varios días viene a ser como una carrera de fondo y con las reservas destinadas al último tirón afrontamos el tercer día del Leyendas Del Rock. La escena nacional cobraba protagonismo en los escenarios principales con clásicos como Fortu y su Obús, José Carlos Molina y sus Ñu, el inicio de la despedida de Saratoga, el hard rock provocador de Beethoven R (y más aún) de Lujuria y Warcry como las estrellas mediáticas de la jornada ya que presentaron en exclusiva su octavo disco, Inmortal. (Se puso a la venta los tres días del festival, hubo una firma de discos kilométrica de más de dos horas…). Por el lado internacional, Belphegor, Ensiferum, Picture y, cómo no, Accept. Más un tercer escenario repleto de bandas notables. Día duro. (Fotos Accept y Belphegor: Salvador Villa – Organización).