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Los Discos del Año 2024 de RockSesión

Tómese esta selección como una guía para acercarse a lo que no se conozca. O a darle otra oportunidad a un disco que no te llamó en la primera escucha. Es complicado emplearse a hacer listas así, porque siempre te queda la sensación de dejarte fuera gente que merece estar dentro, por supuesto. Tampoco ayuda el hecho de que por mis oídos pasen trabajos de cualquier género y que esta casa nos vayamos tomando cada vez más licencias… Pese a todo, si escribiera de todo lo que escucho… se nos iría de las manos. Esa apertura hace más difícil seleccionar, ya que no es lo mismo elegir discos de un formato muy reducido y específico que de un prisma que incluye desde la canción de autor al metal. Lo que sí os aseguro es que pocas web de listas pueden decir haber escuchado el 100% de los más de 100 discos que habéis votado, más otros tantos que ni aparecen. Empiezo con las exclusiones. Como siempre, no hay EP’s (Bellotaris Fallecidos, Doctor Deseo, NoProcede, Novio Caballo…) ni directos (Ciclonautas, El Drogas, Rulo y La Contrabanda, Nat Simons, Drugos…). Tampoco he querido incluir una serie de discos que, aunque nuevos, son regrabaciones de grandes canciones originales de antaño, como los de Killus y Leize -crítica completa en enero-, el remaster de Marea, La Gossa Sorda y Triana, la colección de Reincidentes, las versiones de Revólver y las autoversiones de Zenobia o Pignoise… Quiero hacer mención especial a una hornada de bandas rockeras incipientes, de esas que están nacidas a conservar la llama, si es que no se cansan antes de darse contra un muro (sobre todo el estreno en solitario de Carlos Álvarez (de Dry River, hablaremos en enero) Baja California, Escandallo, Chicle –nueva banda de Álvaro Pignoise-, Oeste, Mala Hierba, Ramper, Terror Milk, Versoix, Markfeel, Toldos Verdes, Venturi…). Hay gente curtida a la que es difícil llegar a sus propios cénits conocidos, pero que se han aplicado a un muy buen nivel este año y una vez más (el regreso de Los Toreros Muertos, el maravilloso disco de Javier Sólo, Porco Bravo, El Último Ke Zierre, Depedro, Tierra Santa, Koma, Vetusta Morla, Celtas Cortos…). Mención personal en los internacionales para Judas Priest y WolfWolf -inmensa diversidad oscura en Totentanz-. La música y su disfrute son tan subjetivos que se puede hacer otra selección de 24 con los que he citado, de lo más recomendables. Y eso sin salirnos del ‘rock’. La lista intenta equilibrar la amplitud de géneros que tocamos y entre lo previsible y lo meritorio. Intentando valorar especialmente a algunos discos que han podido pasar desapercibido para públicos no específicos, pero que creo que por calidad trascienden su propio círculo de actuación. Dicho esto, ahora sí, vamos, por decimosegundo año: estos son los ochos oros, platas y bronces de RockSesión. Disparen al pianista.

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Aphonnic – Crema

Desde que “Ahora Que Tengo 33” me dejara noqueado allá por 2013, Aphonnic ha sido una banda a la que he seguido con bastante fe y medido entusiasmo al comprobar que aquel álbum (Héroes) era enorme, y certificar que cada paso discográfico no hacía sino confirmar las impresiones y expectativas que me habían generado. Venían avisando con sus anteriores Silencio (2003), Infalible (2006) y 6 Bajo Par (2009), Pero lo corroboraron sobre todo con Indomables en 2016. Aquel fue un disco sorprendente, valiente y arriesgado, puesto que apostaron por regar de melodías y coros entre la épica y lo “The Wall”, unas canciones todavía más poderosas. Más adelante (2020) vendría La Reina. Donde la sobriedad y algo más de oscuridad y mala leche les confirmaron como un grupo de rock alternativo con trazas de metal de lo más inquebrantable. Un álbum que ‘pagó’ haber salido justo antes de la pandemia pero que quedará como piedra sólida de una firme y convencida trayectoria. Ahora, tras superar con creces un crowdfunding, llega este Crema. De nuevo con su número fetiche de canciones (11), más directo (menos metraje que los dos anteriores), al grano, con mensajes claros, con teclas y sintes coloristas que tan bien casan con la portada pero que no evitan los rebatos de guitarra y voz. Nostalgias de infancia, inseguridades, señalamientos a fascismo y religión, integridad musical y una visión completamente abierta de las formas musicales hasta el punto de rezumar frescura sin tener que inventar nada. Aphonnic sigue siendo una pequeña gran joya a la que seguir y que, ojalá, tenga mucho más que ofrecernos en el futuro.

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Aphonnic – La Reina

 

Lo escribí en su momento, con la crítica a otros discos o en la crónica de la oportunidad que tuve de verlos en un Viña Rock, pero Aphonnic me volaron la cabeza el día que los conocí, con la canción ‘Ahora Que Tengo 33’. Corría el año 2013, el álbum era Héroes y aquel tema se me metió bajo la piel de una manera que hizo que les pusiera (imagino que para siempre) la pestaña de seguimiento a estos vigueses. Después llegaría el feroz Indomables, donde se abrazó sin ambages al recurso melódico de coreos muy abiertos, una fórmula tan de moda que pasa por ser usado desde el power-pop, al indie, a las singstar de turno y que poco a poco también se ha ido infiltrando en el rock y metal patrio. Creía (escribí) que tanta edulcoración había echado a perder la esencia metalera de la banda, pero, tras varios meses… ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Lemmy Kilmister. Aphonnic ha encontrado una vía que evoluciona en su sexto de estudio, La Reina. Mantiene esos arreglos, pero ya no brillan centellean tanto, sino que se sumergen con mayor naturalidad en la oscuridad y se da una vuelta de tuerca más a una presencia de teclados más latente y dinámica en ocasiones, casi rozando lo industrial, o más atmosférica en otras, lo que refuerza una patente emotividad en sus letras y en la intensidad de unas canciones que no se guardan nada. Enfoques, también, nada comunes completan un disco que les confirma como uno de los grupos metaleros más sólidos de la década que vendrá.

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Viña Rock 2018. Sábado, 28 de abril

Dentro de las amplias posibilidades que ofrece la variedad que da contar con seis escenarios y una pista de baile, la jornada que tenía programada para la primera jornada de cartel ‘oficial’ era una de las más variadas y novedosas de los últimos años. Especialmente porque era la primera vez que iba a ver a grupos que, en sus respectivos géneros, son de lo mejor que hay en el momento, como Toundra y Aphonnic; otros a los que por fin les iba a poder ver de principio a fin, Angelus Apatrida; o el regreso de Segismundo Toxicómano desde dos años en el dique seco. También me estrenaría con el punk carismático y clasicista de Josetxu Piperrak & The Riber Band… y para completar la jugada Mala Reputación y por primera vez en muchos años –tantos que no recuerdo cuándo fue la última vez- reunidos, en el mismo día y escenario las tres bandas ‘colegas’ que protagonizaron aquella gira inolvidable que fue ‘Ni Un Paso Atrás’. Esto es: Porretas, Boikot y Reincidentes. Eso sí, la fiesta ya comenzó el día antes (jornada que siempre ‘perdonamos’ por motivos laborales y personales y que tuvo a Gatillazo como grandes triunfadores y a Poncho K como gran expediente X puesto que su actuación se interrumpió durante 20 minutos… Un presagio de lo que vendría los tres días después. (FOTOS: Marina Ginés para RockSesión). Crónica del domingo 29. Crónica del lunes 30.

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Aphonnic – Indomables

Me enamoré de la banda con Héroes (2013) el cuarto disco de su trayectoria, el segundo en castellano tras los dos primeros escarceos en inglés. Álbumes que con canciones como ’58 Hombres y 14 Mujeres’, ‘Luz y Fer’, ‘Mi Capitán’, ‘Mala Virgen’ y, especialmente, ‘Ahora Que Tengo 33’, te hacen ponerle la muesca mental de ‘banda a seguir’. Este Indomables veía la luz en noviembre del pasado año. Cuatro meses es casi un récord negativo de tiempo tardado en hacer una crítica de un disco en esta casa, es cierto. Pero era necesaria hacerla por aquello de la ‘justicia musical’. Y es que las dos primeras escuchas que le di al disco no terminaron de convencerme. Sobre todo por el abuso del recurso melódico de coreos muy abiertos, una fórmula tan de moda que pasa por ser usado desde el power-pop, al indie, a las singstar de turno y que poco a poco también se está infiltrando en el rock y metal patrio (‘Heroes’ de Vulcano, de Sôber, es otro ejemplo muy descarado). Creía que tanta edulcoración había echado a perder la esencia metalera de la banda, pero, tras varios meses… ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Lemmy Kilmister.

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