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C Tangana – El Madrileño

Sabéis que en esta casa, con frecuencia, nos tomamos licencias más allá del nombre de la cabecera, porque no entendemos la música como una guerra de clanes y terrenos vallados sino como algo de lo que disfrutar, aprender y conocer sin demasiados prejuicios. (Ya lo dijo El Drogas, “los compartimentos estancos dicen mucho de la capacidad intelectual de quien los maneja”). Nos gustan las guitarras y la distorsión, sí, pero eso no impide que la gama se reduzca a eso. Por eso me gusta traer cosas ajenas, sobre todo cuando encuentro que el objeto en cuestión lo merece y necesito compartir impresiones. Hay decenas de ejemplos y, hoy, C Tangana y su disco El Madrileño entran a formar parte de ese grupo de anotaciones aparte. También reconozco que, como el salmón, me puede el ir contracorriente o, quizá, el sacar la espada de madera ante causas imposibles. Mis muros (rockeros de pro, incorruptibles) se llenan de numerosas críticas sin sustancia, de ese golpeo tendencioso que provoca cualquier artista cuando se le atribuyen todos los méritos a la sobreexposición en los medios de comunicación, al marketing y un largo etcétera y empieza esa rueda contraria de desprecio por el simple hecho de tener éxito. Una mezcla resultante del síndrome de Solomon y de la frustración que sienten por el triunfo de los demás. ¿Pensamos en nuestro rock? Mägo de Oz, Ska-P, Extremoduro, Héroes del Silencio, Pereza-Leiva,… Cualquiera que triunfa de manera ‘masiva’ se merece aquel famoso calificativo de ‘vendido’. Porque se tolera la victoria siempre y cuando no se salga de su ‘círculo de acción’ o ‘público potencial’. Por eso, cuando C Tangana se movía, de forma cronológica, en mundos de rap, trap y reguetón, era un personaje circunscrito a un cubículo determinado que no molestaba demasiado. Los problemas llegan cuando se rompen las fronteras. Y aquí, no nos gustan.

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Tributo a Sabina – Ni Tan Joven, Ni Tan Viejo

Aunque vosotros no lo sabéis (algunos sí), para mi planificación se ha hecho esperar más de la cuenta mi crítica a este Tributo a Sabina, titulado Ni Tan Joven, Ni Tan Viejo, que parafrasea en mutación el título de una de mis canciones preferidas del poeta, por cierto ausente en la selección de 25 temas, y que, en mi opinión, tampoco le hace justicia del todo al conjunto por aquello de las similitudes formales con el ‘Ni Chicha, Ni Limoná’, de Víctor Jara. Entiéndase, pues, el título, como un guiño intergeneracional y, quizá, de eternidad creativa, por aquello de que gusta desde a los prepúberes como a los que andan en la plena senectud. Desde Guitarricadelafuente (21 años) a Joan Manuel Serrat (76 años). Y en medio de ellos, cantantes y autores melódicos, canallas y canallitas (que no es lo mismo), rockeros, más poetas, poperos con y sin botas de cuero… todos conversos a versos a la religión de Joaquín Sabina. Es más fácil encontrar rosas en el mar (ausencia destacada que nos robó la salud) que discutirle la imponente colección de canciones de Sabina, que da para otros dos discos como este y, para los que le apreciamos, hasta un tercero. Tampoco será cuestión de ponerse a repasar nombres que nos gustarían (cada cual tendrá los suyos) como si fuera una concreción del pasodoble de amigos ausentes (Sí recuerdo que bandas de rock como Porretas o Benito Kamelas hicieron hace años sus versiones). La crítica va, rasa y al pie, comentando impresiones individuales de cada una de las 25 canciones. Y no pido perdón porque ya no le importa.

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Exquirla – Para Quienes Aún Viven

Cuando un disco se gesta con el aura de que el resultado va a ser algo grande, megalítico y desbordante, se corre el peligro que después no todos vean colmadas sus expectativas. Exquirla es el nombre elegido para la unión (sin fecha de caducidad) de Toundra, posiblemente el mejor grupo de rock instrumental del país, con Niño de Elche, un cantaor flamenco transgresor y alejado de los convencionalismos, en actitud y aptitud. Un ‘El Cabrero’ del siglo XXI para quienes conozcan al gran José, si bien estoy convencido de que Paco Contreras jamás aceptaría ese símil como válido. Independencia llevada al extremo, en suma. Esteban Girón y David ‘Macón’ en las guitarras, Álex Pérez a la batería y Alberto Tocados en el bajo componen el cuarteto musical al que se suma el cantaor. Como resultado, ocho canciones bajo el prisma de un mundo casi post-apocalíptico y opresivo, la decadencia del éxodo exterior e interior sobre la que los quejíos y el post-rock metálico de Toundra encuentran una zona de esparcimiento muy amplia. Para Quienes Aún Viven, explota el mesianismo del mensaje de Enrique Falcón para se ofrece como un camino tortuoso, que parece un oasis dentro de la oscuridad infinita.

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Fuel Fandango. Maestro Padilla. 27 de enero.

rocksesionQue en esta casa del Rock somos firmes devocionarios del flamenco es algo que saben hasta los recién llegados. Escucharlo desde que uno tiene uso de razón gracias a cientos de cintas, vinilos y compactos de mi padre ayuda a ello, sobre todo cuando llegó el momento de entenderlo y a partir de ahí desarrollar la búsqueda propia. También tener un vinilo de Antonio Mairena de 1958 o el debut de Camarón de la Isla con Paco de Lucía (‘Al Verte Las Flores Lloran’) de 1969 completan el profundo respeto. El flamenco ha sido recurrido por artistas de otros géneros dada su grandeza, por supuesto el rock. Ahí queda La Leyenda del Tiempo, queda Omega, queda ese disco venidero -que ambos tendrán crítica- de Toundra con Niño de Elche o Tori Sparks. Después de haber trabajado con Buika, Chambao o hacer remixes de Enrique Morente o Elbicho, Alejandro Acosta fusiona en 2010 su vertiente electrónica con Cristina Manjón, Nita, cantaora de flamenco y copla cordobesa. Es decir, dos conocedores, expertos, de su género, creando Fuel Fandango. Una versión bailable de raíz que hasta lleva al inglés al compás.

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