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Quique González – 1973
Empezaré recordando una confesión -nada sorprendente, porque creo que es algo que se puede inferir en todas y cada una de las ocasiones que he escrito sobre él-. Hay algo en la voz y la música de Quique González que me genera una poderosa nebulosa de nostalgia y dolor que impregna todas las sensaciones, mientras la música, a veces más cuantiosa y nerviosa, en otras más orgánica y funcional, va avivando y acentuando esas emociones. Siempre que me he tenido que enfrentar a un disco suyo para escribir una reseña me ha supuesto un ejercicio concienzudo de mentalización, de encontrar el momento preciso en el que con el paso de las canciones la cabeza hace ‘clic’ y entonces se te abre su sentido en todo su esplendor. Y entonces conectas con el arte de la propuesta y disfrutas de las cicatrices sonoras aunque, ay, sigan quebrando el ánimo esos pliegues y quebrados agudos de la voz que suenan a recurso conocido, pero que siguen traspasando igual. Mientras se produce el acorde preciso, la bajada de baqueta certera, los pianos acompañando de manera plástica el ritual. Creo que por eso tras más de trescientas críticas remember de viernes jamás he podido hacer frente a otro disco suyo… Bastante tengo con sus novedades. Tras celebrar por todo lo alto el 25º aniversario de su carrera profesional, con nuevas y flamantes ediciones en vinilo de su inmaculada discografía, también quiso darle novedad sonora a la fiesta con el aquel EP de versiones. Decía entonces que aquella ‘suelta de lastre’ quizá contagiara sus nuevas composiciones… Y ya estamos preparados para la nueva inmersión.
Lee el resto de esta entradaMinicríticas de discos y singles: del 16 al 22 de junio (2025-23)
Cada lunes llega la compilación de las minicríticas de discos y singles compartidas en las distintas redes sociales (elchayi) durante la semana anterior. Cualquier música, cualquier estilo.
Protagonistas de esta semana: The Spitfires, Loquillo con Coque Malla, Rubén Pozo, Quique González, Karölinox, Carril Vicio, Ruge Boreal, Sôber, Las Legañas (en la imagen), Lynyrd Skynyrd, Link Wray y JJ Fuentes.
Lee el resto de esta entradaQuique González – Copas De Yate (Vol. I)
Empezaré con una confesión (nada sorprendente, porque creo que es algo que se puede inferir en todas y cada una de las ocasiones que he escrito sobre él). Hay algo en la voz y la música de Quique González que me genera una poderosa nebulosa de nostalgia y dolor que impregna todas las sensaciones, mientras la música, a veces más cuantiosa y nerviosa, en otras más orgánica y funcional, va avivando y acentuando esas emociones. Siempre que me he tenido que enfrentar a un disco suyo para escribir de él me ha supuesto un ejercicio concienzudo de mentalización, de encontrar el momento preciso en el que con el paso de las canciones la cabeza hace ‘clic’ y entonces se te abre su sentido en todo su esplendor. Y entonces conectas con el arte de la propuesta y disfrutas de las cicatrices sonoras aunque, ay, sigan quebrando el ánimo los pliegues de la voz, el acorde preciso, la bajada de baqueta precisa, los pianos acompañando de manera plástica el ritual. Creo que por eso tras más de trescientas críticas remember de viernes jamás he podido hacer frente a otro disco suyo… Bastante tengo con sus novedades. Y si en las últimas fechas viene festejando el vigesimoquinto aniversario de su carrera profesional, con nuevas y flamantes ediciones en vinilo de su inmaculada discografía, también ha querido darle novedad sonora a la fiesta afrontando un pequeño reto personal: el de llevarse a su terreno una colección de canciones de autores y bandas que le gustan, sin caer (demasiado) en lo esperado. Dicho todo lo introductorio, está claro que lo consigue pero, albricias, esta vez duele un poco menos y se agradece el tono más liviano. Lo mejor es que lo del volumen uno (como dijimos el lunes con Hora Zulú, ‘obliga’ a al menos una segunda entrega). Después habrá que ver si esta suelta de lastre contagia sus nuevas composiciones… Estaremos preparados para la inmersión.
Lee el resto de esta entradaQuique González. Conversaciones (Arancha Moreno)
Es difícil no hacerse adicto a la bibliografía que viene publicando en los últimos tiempos la editorial Efe Eme y de la que aquí hemos escrito ya una decena de veces, sobre todo cuando encara en profundidad una serie de entrevistas – conversaciones con músicos que no es que sean esquivos, pero sí que denotan un distanciamiento notorio y evidente con la prensa o la exposición, sea innato, por aprendizaje, por defensa, desinterés o por seguridad, como una manera de salvaguardar el misterio de su universo creativo. O una mezcla variable de todas ellas en distintas proporciones, según la persona. Y en esa heroicidad en particular anda metida desde hace unos años Arancha Moreno, que completa con esta entrega con Quique González un póker de auténtico lujo que ya tenía los ases de Iván Ferreiro, Coque Malla y José Ignacio Lapido. A través de estas 250 páginas, con conversaciones realizadas la mayoría de ellas en el valle cántabro, que ha sido refugio, maestro y hogar del madrileño durante casi veinte años, y alguna en la ciudad, se realiza un viaje por los casi 25 años de carrera del músico, cuya conversación sorprende sobre todo por la cantidad y profusión de sus declaraciones, no tanto por sus opiniones, que ‘casan’ perfectamente con la imagen y la identidad que ha transmitido a lo largo de toda su carrera. Mientras que otros se crearon un personaje para ser estrellas del rock, Quique hace alarde de una naturalidad que amplía las explicaciones de lo que ya sabíamos. Que es un artista con unos códigos de honor casi en desuso (dinosaurio quizá también en eso, por desgracia) y que la canción, siempre, está por encima de otros intereses.
Lee el resto de esta entradaQuique González. Almería. 11 de marzo
Lo bueno de que un artista como Quique González tenga el metrónomo de publicar disco en una media de cada dos años, incluso a veces menos, si incluimos el directo de Radio Station y el maxi Clase Media (realmente, solo el espacio entre Daiquiri Blues y Delantera Mítica alargó en exceso la espera) es que se puede disfrutar de las distintas giras en un plazo relativamente corto. También tuvo algo de ‘suerte’ (si es que se puede usar este término para hablar de una pandemia) ya que los primeros confinamientos y el parón llegaron cuando había desplegado buena parte de la gira de Las Palabras Vividas. Con algún concierto ‘de nueva normalidad’, Quique se centró en escribir y dar forma a las canciones de su siguiente trabajo. Otra magnífica joya atemporal, como acostumbra, y consiguiendo que todo sea distinto pero acogedoramente familiar. Cerca de cumplir tres décadas en los escenarios y casi 25 años después de su debut con Personal, ha conseguido ser una de las voces más autorizadas del rock de autor de nuestro país. Sin alardes, sin salidas de guión, sin exabruptos, sin dar una voz más alta que otra. Ya hablan sus temas, que están repletos de esa cotidianidad dolorosa, porque la intensidad de las emociones que marcan duele para siempre. No se van. Como las grandes canciones que pueblan su discografía y su repertorio. Hay tanto material en sus álbumes que Quique puede hacer el concierto más complaciente o el más críptico y bizarro. Acostumbrados casi que a lo segundo, creo que el de anoche, el de esta gira, es uno de los set más equilibrados de los últimos tiempos. Un acto de celebración sustentado en un tercio por temas de Sur En El Valle, otro tanto por éxitos indiscutibles y otro tanto por gemas que van ganando quilates con el paso de los años. Os dejo a partir de este momento la crónica que he realizado para como redactor del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería y Contraportada / Pisadas En La Luna. Las fotos son de José Antonio Holgado. Salud.
Lee el resto de esta entradaQuique González – Sur En El Valle
Siempre en movimiento pero siempre con los pies en el suelo, Quique González ha dotado a su carrera musical de una coherencia y línea clara sin que por ello signifique que se acomode en el continuismo o lo estático. Dentro de la aparente sencillez de los aspectos formales, cada uno de sus discos representa un paso más desde el tablero, como una reina que se puede mover en todas direcciones, pero de casilla en casilla, como un peón. Y es en ese equilibrio, entre la grandeza y la humildad, donde encontramos a la música del madrileño. Si se arropaba de una banda de rock más ‘al uso’ con Los Detectives en Me Mata Si Me Necesitas y sacaba su lado más lírico con ese poeta de alma rockera que es Luis García Montero en Las Palabras Vividas, para la siguiente entrega Quique confía la producción precisamente a un nuevo compañero de vivencias y experiencias. Toni Brunet, uno de los coproductores del anterior álbum, es quien comanda en este caso los mandos. Nuevas texturas dentro de una propuesta reconocible… Banda grabando a la vez, voz en primer plano, importancia del respiro, especialmente notable en las baterías, canciones que casi parecen esbozadas en su estructura, sin que por ello puedan camuflar el inmenso trabajo que hay detrás de ellas. Quique y los suyos vuelven a hacer un ejercicio de templanza, en el pleno sentido de la virtud platónica, que junto al coraje de buscar el verso idóneo y la sabiduría que da el no tener la necesidad de correr completan la totalidad concupiscible del alma. Y eso, como si fuera fácil, es lo que nos da cada disco de Quique. La esencia de un timbre imposible y personalísimo. La nostalgia en el punto de no retorno. El dolor congelado en su punto más bello. Al decimotercer álbum, lo vuelve a conseguir.
Lee el resto de esta entradaEgon Soda – Egon Soda (2008)
Resulta sorprendente todavía que después de más de 250 críticas remembers, de otro casi medio centenar de nombres pendientes para ir trayendo aquí cada viernes, todavía alguien en twitter pregunte “¿De este grupo no tienes escrito nada?” y que pienses en cómo es posible que sea así. Es el caso de Egon Soda, grupo al que hemos mencionado en varias ocasiones, sobre todo hablando de Mi Capitán, banda a la que tenemos un aprecio y valor muy alto, ya que muchos de sus integrantes están también en esta cabecera. Ricky Falkner en la voz y bajo, Xavi Molero en la batería y Ferrán Potón en la guitarra eléctrica y las letras de la mayoría de las canciones son el ‘núcleo duro’ que forja Egon Soda. Lo curioso es que, por ejemplo, en Mi Capitán, Falkner se encarga de la batería y Potón del bajo. Y es que Falkner es uno de esos tótems especiales del rock, pop-art, indie español, puesto que le hemos visto también en Los Detectives de Quique González, Standstill (otra banda que debe pasar por aquí más pronto que tarde), The Rockdelux Experience, produciendo a Love Of Lesbian, Sidonie, Miss Caffeina, Iván Ferreiro, Zahara, Lori Meyers… e incluso Gatibu o Berri Txarrak. Y también a The New Raemon, el nombre artístico de Ramón Rodríguez, cuyo sello, Cydonia, fue el que editó este debut, firmado en 2008, grabado en 2007… unos 11 años después de que el grupo empezara a reunirse para hacer ruido. Como ven, muchas interconexiones bien avenidas que hacen patente aquello de que las cosas compartimentadas no casan con la libertad creativa que se le intuye a la música cuando nace como necesidad expresiva o por puro divertimento. Así, Egon Soda ha pasado a ser considera como una ‘banda de culto’ (término tan perversamente cercano a lo de ‘oculto’) con la que se han despachado ya cuatro discos, sin agobios, sin presiones, por el mero hecho de reunir a amigos-músicos, músicos-amigos para crear algo juntos en mitad de sus respectivos múltiples proyectos.
Lee el resto de esta entradaQuique González. Maestro Padilla. 8 de febrero
Quique González lleva tiempo jugando en otra liga. Con nueve discos de estudio y dos directos en su haber, donde apenas hay el menor borrón, el madrileño mantiene un idilio constante con unos seguidores que le adoran. Que no será todo lo masivo que son muchos otros cantautores del rock (permítanme, bastante menos inspirados), pero que tiene ya su nombre grabado entre los mejores letristas y compositores de nuestro país. Diez discos en los que la poesía hace gala de historias casi siempre melancólicas, casi siempre taciturnas, pero nunca derrotadas. El encanto de la fragilidad de una humanidad que sabe transmitir en sus acordes, en su voz y sus estrofas, sin dejar de lado también una faceta rockera más directa (aunque no por ello sin perder su firma elaborada) que convive con naturalidad con otros escarceos por el blues, el country, los arreglos de cuerda, el sonido Nashville, la vida en la calle. Y no contento con el cuidado de sus propias creaciones y textos, se suma su último disco, con letras del poeta Luis García Montero, Las Palabras Vividas. En el marco de esa gira pude verlo anoche y esta es la crónica realizada para la agencia del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería. Queda la espinita de no haberle podido hacer la entrevista previa, otra vez será. Ahora, pónganse cómodos. (FOTOS: José Antonio Holgado).
Quique González y Luis García Montero – Las Palabras Vividas
No es que tenga una variedad de registros infinita, pero sí que es cierto que una de las muchas características de la carrera discográfica de Quique González es la de no dar más de dos pasos en una misma dirección. Miren la lista de su ya amplia y envidiable discografía… Del rock eléctrico al carácter intimista, del abrazo al sonido americana y Nashville a la compendiosa naturaleza de su anterior entrega de estudio (Me Mata Si Me Necesitas). Todo ello con la dificultad de mantener una seña de identidad propia, reconocible, casi tangible. Tras una exitosa y cuantiosa gira, que le ha recuperado incluso en el ámbito festivalero donde la música y los matices, curiosamente, no suele ser lo más importante, Quique González da una nuevo salto hacia delante uniendo fuerzas con el poeta y escritor Luis García Montero, tan vinculado por otra parte al mundo de la música. El madrileño pone las partituras y el granadino los textos. Sin instrucciones previas ni trabajos de corrección posteriores. Admirando el trabajo del otro y respetando su naturaleza. Bendito experimento creativo para dos artesanos de ambos oficios. No podía salir nada malo de ello. (No como con Lou Reed con Metallica, que se veía venir). Las Palabras Vividas es un álbum de largo alcance y recovecos infinitos que tocar. De estancias ocultas entre el olor a madera de la música y el sabor que empaña los ojos por los versos.
#Mis10de Quique González
Quique González lleva tiempo jugando en otra liga. Con nueve discos de estudio y dos directos en su haber, donde apenas hay el menor borrón, el madrileño mantiene un idilio constante con unos seguidores que le adoran. Que no será todo lo masivo que son muchos otros cantautores del rock (permítanme, bastante menos inspirados), pero que tiene ya su nombre grabado entre los mejores letristas y compositores de nuestro país. Diez discos en los que la poesía hace gala de historias casi siempre melancólicas, casi siempre taciturnas, pero nunca derrotadas. El encanto de la fragilidad de una humanidad que sabe transmitir en sus acordes, en su voz y sus estrofas, sin dejar de lado también una faceta rockera más directa (aunque no por ello sin perder su firma elaborada) que convive con naturalidad con otros escarceos por el blues, el country, los arreglos de cuerda, el sonido Nashville, la vida en la calle. Y no contento con el cuidado de sus propias creaciones y textos, anunció hace unas semanas que se próximo disco será con letras del poeta Luis García Montero. Toda una delicatesen se avecina. Pero, mientras esperamos, revisamos el #Mis10de del que se mantienen más de la mitad, pero que exige algunas entradas. Que lo disfruten.












