Bunbury – Flamingos (2002)

49 Bunbury FlamingosEsta semana conocíamos a través de un curioso documental ‘japonés’ que Bunbury ha finalizado la grabación y mezcla de su próximo disco en Westlake Studios de California (Michael Jackson, Slayer, Rage Against The Machine, Nine Inch Nails, entre otros…), donde poco ha trascendido del contenido más allá de que se han grabado tomas de orquesta, a un trío de góspel… Todo apunta a un nuevo giro de tuerca, como es habitual en la trayectoria del polifacético artista. Aprovecho la noticia para traer a la remember de los viernes un disco del maño. Y no ha sido fácil la elección porque, como digo, cada disco de su carrera en solitario es un mundo propio (aunque las señas de identidad son siempre reconocibles). Finalmente he elegido el tercero, Flamingos. Cuando le entrevisté en 2004 con la gira del Freak Show, al final de la entrevista, hablando de música, se lo definí como ‘un álbum negro’. Le hizo gracia la expresión y en cierta forma me dio la razón.

«Rock multigenético», lo definió él. Flamingos es un álbum complejo, tortuoso casi desde su gestación. Las canciones se compusieron mayoritariamente en el retiro que realizó Bunbury en 2001 en Cambrils y muchos de los temas reflejan el estado de ánimo por el que atravesaba en aquel momento. Bunbury se casó a finales de 2000 y aquellas nupcias apenas duraron 9 meses, hasta de septiembre de 2001. En ese tortuoso camino nacieron estas canciones que se mueven en una dualidad constante. La fragilidad y los arrojos de valor para mantenerse en pie, el optimismo como medicina con la soledad y el intimismo como la mejor forma de conocer los propios demonios. Y alrededor de eso una producción excesiva, repleta de aderezos y condimientos que confieren a la mayoría de los temas una carga de rock, glam y decibelios.

Bunbury me reconocía en aquella entrevista que, pasado el tiempo, no le gusta cómo está producido Flamingos. Para entender el porqué de tanta carga sonora hay que ponerse en situación. En su anterior disco en estudio, Pequeño, Enrique venía de todo lo contrario. Casi sin el apoyo de la discográfica, que apenas quiso invertir en una nueva grabación en solitario tras el incomprendido Radical Sonora, (el objetivo era que Bunbury se acabara aburriendo y volviera a retomar la senda de Héroes del Silencio, una máquina de hacer dinero. No contaban con su cabezonería), tuvo que crear Pequeño desde el minimalismo más absoluto. El éxito del disco, junto con el de la posterior gira que derivaría en la grabación del directo Pequeño Cabaret Ambulante, volvieron a conferir seguridad plena por parte de la discográfica en sus posibilidades. Y Bunbury se aprovechó de ello.

Flamingos tiene algunos tracks con más de 150 pistas de sonido. Una locura. Los samplers, las segundas, triples y ocultas voces se suceden, también los vientos, percursiones, o efectos sonoros de mini-moog, theremin, buzukis eléctricos, hammond, cuartetos de cuerda… y muchas colaboraciones. Quizá el disco en estudio en el que más rodeado ha estado. Pedro Andreu, Carlos Ann (acabaría derivando la amistad en Freak Show, Bushido y el proyecto con Leopoldo María Panero), Kepa Junquera, el desaparecido y legendario Guille Martín a la guitarra, Quimi Portet (El Último De La Fila), Shuarma de Elefantes, don Jaime Urrutia, Adriá Puntí, y hasta Antonio Estación, dueño del conocido bar ‘La Estación Del Silencio’ donde se forjaron los Héroes.

El disco es extenso. Recoge 15 canciones en más de una hora de duración (se descartaron otras quince) que generan un universo dispar pero unificado con esa cola camaleónica que diferencia a Bunbury del resto de solistas nacionales. Apoyándose en el boxeo como hilo conductor, el disco se abre con fuerza, con el ‘El Club De Los Imposibles’, una estruendosa bienvenida que dejaba claro a los seguidores que nunca se puede saber a qué atenerse con él en lo musical, pero sí en la actitud “Bienvenido al club de los imposibles, de balas perdidas con siete vidas. Tenemos prisa por llegar”. Rematado con un final con pompa muy cercano a los Stones, al igual que el cierre de la rítmica ‘Enganchado A Ti’. Dos canciones más bien vitalistas que se completan con la entrega mutua del medio tiempo ‘Contar Contigo’ (repleta de detalles sonoros), o incluso la versión cabaretera de ‘Sí’ del grupo Umpah-Pah.

Son canciones que ante todo realizan contrapeso con el tono apesadumbrado o desesperado de otras. Las principales muestras de dolor vienen, sobre todo, de la visceral ‘Sácame De Aquí’ con grito final escalofriante, ‘San Cosme Y San Damián’, dedicada a su hermano Rafael con un falsete imposible, o la directa ‘Hoy No Estoy Para Nadie’.

La moral baja también le lleva a crear canciones de tono irónico o, en ocasiones, despechado, que denotan la intención de seguir luchando aunque sepa que debe esperar a un momento mejor. Es el caso de ‘Un Bastón Para Tu Corazón’ (que hace función de interludio), a rencor de aguardiente sabe ‘No Se Fíe’, con un Jaime Urrutia soberbio en el papel misógino que advierte entre el tango y los sonidos árabes. O el desesperado e imprescindible bolero de ‘One, Two, Three’ (para mí una de las mejores canciones de toda su discografía) donde se desliza de nuevo esa querencia arabesca de Bunbury, en casi una prolongación de ‘Dudar, ¿quizás?’ o ‘Solo Si Me Perdonas’.

Lo que le rodea le sumerge en una lírica de decadencia como en ‘Ciudad De Las Bajas Pasiones’ (que en cierta forma hace de puente con el tono musical que vendrá en El Viaje A Ninguna Parte), la tapizada por Huxley , ‘Mundo Feliz’. Hasta una rumba de rock bastardo como ‘Hermosos Y Malditos’ (“Fue el cerebro o el corazón, la apariencia o el interior”) con ese piano que se desliza entre la melodía y un ejercicio de lentejuelas futuristas a lo Bowie como ‘Lady Blue’ son canciones que rezuman decadencia (“todo se fue con el huracán”).

Como cierre, la caja de música que preludia el excelente vals ‘…Y Al Final’, con el que cierra casi todas sus giras desde entonces,  y que sintetiza con belleza todo un sentimiento, “al final quiero verte de nuevo contenta”, hasta un final instrumental cuasi mortuorio.

Mientras las lágrimas de los sensibles acarician el suelo.

Agotadas.

En Spotify.

Tracklist:

  1. El Club De Los Imposibles
  2. Contar Contigo
  3. Sácame De Aquí
  4. Enganchado A Ti
  5. Lady Blue
  6. San Cosme Y San Damián
  7. Un Bastón Para Tu Corazón
  8. No Se Fíe
  9. Ciudad De Bajas Pasiones
  10. Hermosos y Malditos
  11. One, Two, Three
  12. Hoy No Estoy Para Nadie
  13. Mundo Feliz
  14. …Y Al Final

Publicado el junio 14, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 13 comentarios.

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