El Jueves – La Música Más ‘Kañera’ y ‘Koñera’ (1998)

En unos tiempos en los que se toma como normal que un disco lleve cerca de 30 semanas entre las primeras 20 o 30 posiciones de la lista de ventas y que no haya alcanzado todavía el Disco de Oro (al loro, hoy 20.000 copias frente a las 50.000 de antes, lo que viene a ser una media de 700 álbumes por semana para haberlo alcanzado ya), resulta casi sorprendente que incluso ‘agentes externos’ a la música se afanaran en lanzar recopilatorios y compilaciones varias de mayor o menor gusto hace unos veinte años. ¡Se vendían y eran rentables! Lo de los programas de televisión se ha podido mantener un poco más pero es que en aquellos tiempos lo hacían ¡hasta las revistas!, que se compraban ¡en los quioscos! Hecho el contexto, me apetecía empezar el mes de remembers con el primero de los álbumes que editó El Jueves en ese tránsito de un milenio a otro. El primero fue este La Música Más ‘Kañera’ y ‘Koñera’ (curioso lo de las comillas, siendo una revista tan irreverente, que hiciera falta señalar la excepcionalidad). Poco después llegarían las dos Versión Imposible que también tuvieron su importante tirón (especialmente el primero, el segundo era mucho más bizarro) que tarde o temprano acabarán pasando por aquí, si no cerramos el bar antes. En este álbum (que no está en plataformas digitales –Adjuntaré playlist hecha a cubrir tal agravio-) se reunían hasta 20 temas de una buena colección de bandas sobre todo rockeras y rocanroleras, pero también de personajes que han hecho del humor su bandera. Y, lo más destacable, con nombres de primerísima línea y bastante bien considerados por el circuito. ¿Cómo no los íbamos a comprar?

Además de que quien estaba metido ‘en el rollo’ conocía a todas las bandas, lo cierto es que que hubiera muchas bandas que habían traspasado la línea de ‘Los 40’ con canciones menos populares de su repertorio también le daba su encanto. ¿Y cuál era la guía o denominador común que hacía que todo esto fuera ‘medio coherente’? Pues un sentido del humor más bien blanco, vaciles hedonistas de bandas serias, una capa de ironía, más o menos fina según el talante del grupo. Buen rollito en definitiva, antes de que con Amparanoia esa expresión cogiera un significado más mestizo.

Está claro que hay muchas ausencias, quizá del lado ya más transgresor o minoritario. Me vienen mil nombres a la cabeza. De Mamá Ladilla a Koma. De la corte punk al friki-metal. Por supuesto que también Krahe (ya que estaba Wyoming…). Pero bueno, no cabía todo. No es una carpeta con gigas de datos, los cedés (para los nuevos) no podían durar más de 74 minutos, después llegaron los de 80, que fue una revolución porque así te cabían hasta seis canciones más de Lendakaris Muertos o una intro de Dream Theater.

Al lío, que iremos corto y al pie. La lista se abría con una inédita de Mojinos Escozíos, solo incluida en este disco, de un directo del tema ‘Tatuaje’ donde en su perorata, El Sevilla incluso compara el pecho tatuado del amigo del protagonista de la canción con las páginas de la revista. La canción fue grabada en las carpas de l’Estadi Olimpic de Barcelona el 20 de septiembre de 1997. Escuchado hoy, la voz es un derroche de juventud, que nos suena tan aguda que casi parece ‘tuneada’. La historia, como suele ser habitual, es una excusa para que el grupo demuestre su capacidad musical, casi siempre oculta por los chistes.

Entre los muy unidos en aquellos tiempos Platero y Tú y Extremoduro se cuela L. Mendo y B. Fuster que, nombrados así, no os dirán nada, pero si añadimos que son los autores del tema ‘Maki Navaja’ (maki poeta…) la cosa cambia. Hay motivos. ‘No Me Hagas Soplar’ de Fito, Iñaki, Jesús y Juantxu le da continuidad al rock blusero de Mojinos, mientras que la rumbita de Maki Navaja hace de buen telonero para ‘Me Estoy Quitando’, el tema con el que Robe versionó a Rockberto de Tabletom en Agila. Y como si de una persona con criterio se tratara, el quinto corte también está bien enlazado si tenemos en cuenta que viene ‘Reina de la Mantequilla’ de La Cabra Mecánica, en aquellos tiempos citada como una aparición influida por el universo poético de Iniesta. Tangaso archiconocido en aquellos tiempos. Luego llegaría ‘La Lista de la Compra’ y la de la ONCE y Lichis se hartó.

Para el siguiente tramo la cosa ‘se endurece’ con unos pujantes Ska-P. Aunque ya habían lanzado El Vals del Obrero, salía más a cuenta recuperar algún tema de su debut en sello independiente y de ahí qué mejor que la historia de plumas y pistolas de ‘Sargento Bolilla’. Ahora que la reescucho, totalmente incorrecta porque ¿por qué no puede ir un sargento a un local gay? El toque sincopado tendrá buena continuidad con los metales y ritmos tropicales de Decibelios en ‘Vacaciones En El Prat’, escrita mucho antes de que Spielberg encerrara a Tom Hanks en La Terminal.

La base ska tiene continuidad con uno de esos aparentes temas sencillos de Celtas Cortos, pero que produce como churros con una calidad a prueba de antígenos. ‘Madera de Colleja’ es una canción vitalista pero con un mensaje de lo más directo. Le falta recordar aquello de tómese cada ocho horas. En el tránsito de la época más punki y salvaje de los ochenta hacia el rock y rumba latina de los noventa, Seguridad Social publicaba todavía temas intermedios como ese ‘Cabezas Huecas’ que le da una vuelta de tuerca al asunto. “Cabezas huecas, de calabaza. Cabezas verdes, como el melón”. Ni Nostradamus. La cara A (esto también se editó en cinta, cassette, cachito de hierro y cromo) se cerraba con el rocanrol salvaje y hedonista de Sindicato Malone en ‘Pelucona’. Una buena mirada hacia atrás para la banda Alberto Haro, al que siempre le tuve aprecio por su paso por mis queridos Glutamato Ye-Yé.

Después de este tema me hubiese pegado más el ‘Florinda’ de Los Enemigos con ese punto gamberro y sesentero de Santiago y los suyos pero… quien viene después es Siniestro Total con German Coppini cantando aquello de ‘Me Pica Un Huevo’. Sin haber escuchado por entonces a los citados Mamá Ladilla, no existir Lendakaris Muertos y un largo etcétera de nombres por descubrir, aquello me pareció increíble. Tirando de ahí ya conocí (y me compré) el ¿Cuándo Se Come Aquí? y lo flipé el doble, que decía Daniel Higiénico y la Quartet de Baño Band. Rosendo nunca fue la alegría de la huerta (bastante tenía con ser el padre de todo lo demás) pero de él se elige el ‘Borrachuzos’ que después regarían en cerveza Porretas en su magnífico disco de homenaje, quizá el mejor de todos los que se han hecho en nuestro rock.

Con esa regurgitación que hace de entrada (siempre me revuelve el estómago ese sonido, confieso), Def Con Dos afila su ácida ironía en ‘Pánico a una Muerte Ridícula’, una de esas canciones que forman parte del acervo popular sin que muchos sepan de donde sale. Como lo de que la culpa de todo la tiene Yoko Ono. Qué buenísima época nos dieron. Tras la mencionada Florida enemiga, el tercer cuarto del recopilatorio se cierra con ‘En El Bar’ de The Flying Rebollos. La típica canción alcohólica que todo grupo de rocanrol debe tener y que destaca por un solo de armónica inicial que te hará que la sangre burbujee como la espuma de la cerveza.

Y, aquí llegamos, a la canción. La única canción. Todavía me pregunto el porqué. Porque M-Clan son grandes, magníficos, buenísimos. Pero… ¿’Nacional 120’? un tema que tiene referencia a la carretera donde tuvieron un accidente que casi les acaba como grupo antes de que pudieran llamar a la tierra y cantarle a Carolina. “Nunca me sentí tan solo como me siento hoy”. No terminé nunca de verlo. Por eso quizá lo suyo hubiese sido cantar ‘Bolinga’ de Sergio Makaroff tras Flying Rebollos. El rocanrol de musicalidad argentina siempre da buen feeling (sábado a la noche, ya cobré) y Makaroff siempre ha sido uno de los grandes.

La persona del criterio definitivamente se emborrachó de mitad de disco para adelante porque en lugar de asemejar acentos con Los Rodríguez y su ‘Aquí No Podemos Hacerlo’, ese reggae humeante y achocolatado, coloca entre ellas a Wyoming y Reverendo en esa ‘Canción De Invierno’ de tiburones y piernas arrancadas. Un tema grabado por Eugenio Muñoz en la sala Galileo Galileo de la que fui vecino cinco años, el 18 de junio de 1997. Tras Rot y Calamaro, el reggae purista jamaicano de ‘Tierra de Libertad’ de Ke No Falte (una banda de la que tendré que escribir algún día porque, aunque no dio para más, me generó muchas risas compartidas con mi hermano) cerraba la lista. El caso es que el tema es un cañón de lo más resultón.

Ya, para completar lo arcaico, diremos que el disco hasta incluía un libreto separado con todas las letras de las canciones y presencia de los personajes más conocidos, entonces, de la revista. Cualquier tiempo pasado fue anterior.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Mojinos Escozíos – Tatuaje (En Directo)
  2. Platero y Tú – No Me Hagas Soplar
  3. L. Mendo y B. Fuster – Maki Navaja
  4. Extremoduro – Me Estoy Quitando
  5. La Cabra Mecánica – Reina de la Mantequilla
  6. Ska-P – Sargento Bolilla
  7. Decibelios – Vacaciones En El Prat
  8. Celtas Cortos – Madera De Colleja
  9. Seguridad Social – Cabezas Huecas
  10. Sindicato Malone – Pelucona
  11. Siniestro Total – Me Pica Un Huevo
  12. Rosendo – Borrachuzos
  13. Def Con Dos – Pánico a una Muerte Ridícula
  14. Los Enemigos – Florinda
  15. Flying Rebollos – En El Bar
  16. M-Clan – Nacional 120
  17. Sergio Makaroff – Bolinga
  18. El Gran Wyoming y El Reverendo – Canción De Invierno
  19. Los Rodríguez – Aquí No Podemos Hacerlo
  20. Ke No Falte – Tierra De Libertad

Publicado el noviembre 5, 2021 en Críticas Remember y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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