Como instauré el pasado año, se dividen en tres grupos: oro, plata y bronce. En cada uno de los grupos, ordenados por orden alfabético, ocho discos. Es decir, un total de 24 trabajos que merecen ser recordados por varios motivos que explico brevemente. (El que quiera explicaciones completas que visite la crítica que, salvo en un caso por venir, se hicieron en su día). He extraído de la lista EP’s que apuntaban a metal por no ser álbumes completos: Segismundo Toxicómano, Salvador Domínguez, Fausto Taranto, Mamá Ladilla, Pangloss… Y sobre todo directos, que al año nos ha dejado una colección de imprescindibles: Rosendo, Bunbury, Calamaro, Hamlet, Sôber, Rulo y La Contrabanda, Fito y el Teatro Arriaga, M-Clan, Siniestro Total, Boikot, Barricada… Casi coparían todos los metales. Así que esta es la lista de oros, platas y bronces de RockSesión, de discos en estudio.

ORO

Arizona Baby – Secret Fires

Los vallisoletanos siguen en un estado de gracia constante desde que, tras cierta linealidad y encasillamiento, explotaran sus propios límites uniéndose a Los Coronas en Corizonas, versionando libremente y mezclando todo por su tamiz de acústicas, melodías atemporales y una actitud encomiable. Secret Fires es un disco imperecedero, con peso y poso de principio a fin. Tan polvoriento como reconstituyente. Tan certero como enjundioso. Larga vida a Marrón y Vielba.

Berri Txarrak – Denbora Da Poligrafo Bakarra

Acostumbrados a la excelencia y con una masa de seguidores cada vez más fiel, la banda decide celebrar su 20 aniversario con un triple álbum, confiando a tres productores distintos, que explotan su faceta más metalera, stoner e intensa, su capacidad melódica para tocar la accesibilidad casi pop y su lado más virulento y de golpeo inmediato. Reconocidos internacionalmente, si no lo son más en España es por la ‘limitación’ que más de uno pone al idioma. Ellos se lo pierden.

Ciclonautas – ¿Qué Tal?

Otro disco fuera de lo común. Hay que tenerlos bien puestos para lanzar un álbum doble como debut. El baterista de Marea, Alén Ayerdí, reúne a dos músicos tan sobrios como excepcionales para despachar un disco que aúna la frescura del rock argentino con la crudeza stoner, letras tan áridas como maduras y con una colección de melodías y estribillos que ponen la piel de punta. El tiempo dirá el recorrido de la formación, pero solo con este disco, alcanzan el grupo de culto.

Che Sudaka – Hoy

El cuarteto formado en Barcelona hace algo más de diez años se marca un disco sobresaliente tras la difícil continuidad que siempre supone un directo, que al fin y al cabo es una compilación de grandes éxitos. No se achican, recogen el guante y se marcan un disco lleno de cumbia rock incendiaria, de melodías que conjugan modernidad y tradición de canción protesta latinoamericana con una naturalidad no impostada. Las colaboraciones, además, le dan más brillo.

Desakato – Buen Viaje

Suma y sigue de los asturianos que son el grupo con mayor crecimiento y futuro del país. Cada disco mejora al anterior aun arriesgando en la apertura del sonido más hacia terreno internacional que el sota, caballo y rey nacional. Juego de voces, guitarras creativas, batería con melodías propias sobre la principal, un bajo que no falla y el aderezo innegociable de la gaita. Por el momento, demuestran no tener techo y solo de pensarlo da vértigo.

Los De Marras – Surrealismo

Ellos han denominado siempre a su música como guarrocanrol. Un término que, aunque cariñoso, puede tener cierta connotación despectiva. Con su última entrega en estudio Los De Marras demuestran que son (y saben) mucho más. Letras atinadas en la crítica social de la primera parte del disco y ásperas en la introspección de la segunda. Por rocanroles, por base hardcoreta o por ritmos más accesibles. Los de Marras han dado el puñetazo en la mesa definitivo para tomarlos en serio.

Rat-Zinger – Rock and Roll Para Hijos de Perra

Estoy seguro de que Lemmy se los llevaría de teloneros si tuviera la ocasión de verlos y escucharlos. Rocanrol de dientes y puños apretados que, al ganar en producción y sonido en la última entrega, les ha hecho dar un gran salto durante este 2014. Tampoco es que sea solo potencia sin control, sino que no se esconden en la melodía oscura de toques post-punk ochenteros. Un disco divertido, aguerrido y con mala hostia. Si te muerden ya no te los podrás sacar de la cabeza.

Sôber – Letargo

Como dije en su día, les había perdido la fe en estudio. Enorme y bienvenida sorpresa siempre la de equivocarse para bien. Con ‘Letargo’ vuelven los mejores Sôber, grandes melodías y riffs, estribillos y ciertos aderezos de modernidad que no chirrían en absoluto. A buen seguro es su mejor disco desde ‘Paradysso’ y eso es decir mucho. Además, lo han bordado en la presentación en directo como se recoge en su último doble DVD en directo. Bienvenidos de nuevo.

PLATA

Fito y Fitipaldis – Huyendo Conmigo de Mí

Le he dado muchas vueltas a si merecía el metal o no y al final la balance se ha inclinado claramente al sí. No podemos esperar un Fito rupturista a estas alturas, pero su nuevo disco sí que tiene ciertas cosas que hacen recuperar la emoción o el recuerdo de las grandes canciones de su inicio en solitario. Hay mucho menos abuso de saxo, las guitarras han ganado color y vibración y las letras se han atinado bastante. El mejor disco de la última década del pequeño gigante.

Lichis – Modo Avión

Uno de los mejores letristas del país regresa sin La Cabra y quitando de su sonido cualquier aderezo latino. Sus nuevas canciones en seis años de espera respiran aire y cultura anglosajona, guiños dylanianos y mucho más. Lejos de abusar de su capacidad como escritor, las letras son concisas y precisas, casi mínimas, para el lucimiento de una gran banda y producción. Lichis vuelve a lo grande, demostrando que él si es artista y el resto pobres imitadores a rebufo.

Los Enemigos – Vida Inteligente

Que el reconocimiento popular les viniera casi cuando decían adiós ha sido una de esas jugadas siniestras de un destino no siempre justo. Tras años de receso y tras su vuelta a los escenarios, la magia fluyó para hacer un disco de nuevas canciones que suenan tan clásicas como si hubiesen sido extraídas de cualquier álbum anterior. Es un cuarteto mágico que es capaz de hacer de la normalidad un arte. Sin impostaciones ni modas. Unos superclase.

Manolo García – Todo Es Ahora

Otro al que le había perdido la fe y que ha vuelto más entonado que nunca. Su voz llena de rutilantes requiebros se pone al servicio discreto de grandes melodías que suenan tan eléctricas como orgánicas. Se desprende del rococó naturalista que impregnaba las entregas anteriores, para normalizar las historias, hacerlas más cercanas y accesibles, pero sin perder ese talento en las rimas y los recursos literarios. Manolo se nos acerca a los 60 en buena forma y eso promete.

Medina Azahara – Las Puertas Del Cielo

Los cordobeses van camino de los cuarenta años ininterrumpidos como grupo y ahí siguen, con un ritmo de producción envidiable. Esta vez sí que sacan brillo a la nueva formación tras las convulsas salidas del pasado año y crean un álbum, como siempre generoso en duración y canciones, en las que recuperan (de verdad) el sabor añejo. Quizá las letras (por lo habitual de algunos argumentos) les impiden tener el oro, pero el disco es lo suficientemente destacado como para merecer con justicia el metal. Y con esa emotividad especial que supone el trabajo a la producción de Mart.

Narco – Dios Te Odia

Estoy convencido de que si no ha tenido más puntos en las votaciones populares es porque más de uno todavía no lo ha escuchado (salió la segunda semana de diciembre). Los sevillanos vuelven a hacer fácil lo difícil: generar melodías agresivas sin que por ello lo acuse el carácter hedonista que siempre está presente. Crítica y maldad contra lo injustificable, aderezos electrónicos sublimes, como el de ‘Chispazo’, y cierta apertura al rock más libre. No es ‘Alita de Mosca’ pero siguen siendo gigantes.

Sonotones – Salta La Banka

Feliz regreso el de los madrileños tras varios años de sequía tras un irregular disco (La Rebelión de las Monjas) y el paréntesis de Los Culpables de Todo. El disco es una gran sucesión de guitarreos pegajosos y naturales, guiados siempre por la inconfundible voz de Javi Die que sigue siendo sobresaliente. Las letras abusan demasiado de la crítica social circunscrita a estos días a costa de la introspección, que es donde realmente emocionan, pero aun así, merecen el metal.

Vita Imana – Oceanidae

Su metal tribal ha dado el salto de madurez preciso con la última entrega. Si en ‘Uluh’ la visceralidad y potencia eran descomunales, en ‘Oceanidae’ se deja sumergir en pasajes de intensidad contenida y un equilibrio armónico entre el desgarro y la caricia. Las percusiones, los riffs, la voz potente de Cardoso… Todo luce en su plenitud, en un tratado de cómo realizar un disco plenamente cañero sin asfixiar al oyente en bramidos, distorsión y velocidad sin control.

BRONCE:

Celtas Cortos – Contratiempos

Poco se ha hablado en los grandes medios del enorme disco que han presentado Jesús Cifuentes y compañía. La calidez de las guitarras, la voz imperturbable y una capacidad imponente para generar melodías tan bellas como pegadizas sigue siendo su valor indiscutible. Baladas, toques folk celtas o gran influencia del cancionero de autor americano para un álbum muy recomendable. Si no existieran habría que inventarlos.

Kaxta – Centro De Intoxicación

Extremoduro y Marea conquistaron a generación y media con aquellos discos rudos en los que el exabrupto se mezclaba con poesía y grandes dosis de riffs y rock. El tiempo cambió las formas en unos (por explosión creativa) y otros (por pérdida de punch) pero marcó una forma de hacer música. Centro de Intoxicación bebe de ese espíritu pero sin caer demasiado en el exceso de influencia. Suena potente, descarado y con fuerza para los amantes de aquella época.

Leiva – Pólvora

Si me dicen que algún día llevaría un disco de Leiva a un top de discos del año no lo hubiese creído. Pero como nunca me ha costado cambiar una idea musical previa, aquí está el segundo disco del 50% de Pereza que aquí sí parece brillar solo. Mejora manifiesta en las letras y en el sonido, que ha ganado en golpeo directo al haberse grabado simultáneamente en el estudio y, sobre todo, por una normalización de la producción que asfixió su debut. Una sucesión de cortes complementarios que se pegan sin remisión.

Mago de Oz – Ilussia

Quizá otra sorpresa. ¿Por qué Ilussia? Porque es una mejora manifiesta de la nueva formación post-crisis interna. En este disco se liberan del pasado vocal y se compone para la tesitura de Zeta, al que acusan de no forzar en este trabajo. Sencillamente, las canciones no lo piden y, salvo vicios adquiridos en letras y algunas estructuras, presentan un gran nivel en desarrollos de guitarra, así como en estribillos y puentes. Desprenderse del todo de modas góticas y hacer letras acordes a la edad marcarán el futuro.

Malaputa – Subió El Telón

Sí, me gusta menos que el de Ciclonautas, pero cómo no iba a estar este ciclón. La banda comandada por El Piñas, bajo y voz ocasional de Marea, es una descarga de rabia constante. Una apisonadora a la que mantener lejos cuando estás de resaca, pero idónea para fomentarlas. La música es tan potente que, en ocasiones, las letras, sin ser malas, parecen ser tan solo una excusa para el ejercicio iracundo. Una gran carta de presentación que además se han partido la cara en presentar en todo tipo de escenarios.

Miss Octubre – Día 1

Una superbanda formada por Alfredo Piedrafita, guitarrista de Barricada, Iker, su hijo y líder de Dikers, y Agnes Castaño, voz de Lilith. Con estos tres mimbres el resultado podía convencer más o menos pero era claro que sería, cuanto menos, resultón. Quizá algunas canciones rezuman demasiada rapidez y les falta algo para ser cerradas, pero tiene cinco o seis temas que son imprescindibles, más que suficiente para estar en la selección.

¡Qué Desilusión! –Remedios Contra La Mala Suerte

Los gallegos han dado un enorme paso adelante con su segundo trabajo. Con el respeto al jefe Rosendo (título del grupo), y Los Suaves y Los Enemigos como influencias sempiternas, presentan un álbum en el que el músculo guitarrero, la variedad de las formas (sin perderse en sinsentidos) y mejores letras les sitúan como una referencia sólida a tener en cuenta para el futuro. Calidad sobra así que quizá les falta un single pegadizo que les haga dar el salto definitivo al gran público.

Stafas – Hotel Esperanza

Nunca he ocultado mi devoción por Michel Molinera, tanto en su época Canallas como en Stafas, donde el sentimiento y el rock más emotivo (que no emocional) destilan alta graduación. Su cuarto disco es posiblemente el más cuidado en sonido y el que más tarda en entrar. Pero con el paso de los meses uno aprecia su valor y siguen estando ahí las letras duras, la esperanza del que se ha caído tantas veces y del que vive su profesión con el romanticismo en vías de extinción.