Archivos Mensuales: octubre 2022

Tyrano Banderas – Hacia El Abismo

Mucho ha habido que esperar para tener nuevo material en los oídos de Tyrano Banderas, una banda almeriense que pisara fuerte en su arranque con Mediterranean Tales en 2013 y Nightway en 2016. espaldarazo definitivo para su lanzamiento fue su condición de finalista de la primera edición de un concurso local almeriense llamado Rock In Lei que, en 2013, ganaron (nada menos) que The Dry Mouths de quien tanto y bien hemos escrito en esta casa. Su sonido de querencia desértica, sureña, con toques de psicodelia y rugido de rock alternativo, manejo del blues y de lo bastardo latino… Muy acorde todo a la naturaleza y espíritu del personaje del que tomaban su título de cabecera, el personaje Santos Banderas de Valle-Inclán. La primera de su serie de esperpentos, que tendría continuidad con El Ruedo Ibérico. Con estos mimbres iniciáticos, casi lo que se hacía raro es que su propuesta en las dos primeras entregas fuera en inglés, algo que han decidido cambiar para su tercer álbum, tras seis años de silencio. Un paso que ya se atrevió a dar en su momento otra banda que podríamos encuadrar en el mismo corte, como es la fusión de Arizona Baby y Los Coronas bajo el nombre de Corizonas. Para ello, apuestan por el reputado productor Paco Loco (Bunbury, Mikel Erentxun, Nacho Vegas, Australian Blonde, Lori Meyers, Neuman, Doctor Explosion…), y, según dice el grupo, realizando una evolución hacia “temas más crudos, buscando un sonido más parecido al directo, y con un cuidado mayor por las melodías”.

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Camilo Sesto – Amor Libre (1975)

Vale, lo normal es que hubiese traído el disco de la banda sonora original adaptada de Jesucristo Superstar, pero eso lo dejaremos para algún Viernes Santo que tenga el tiempo adecuado para contarlo como merece. Pero sí que he tenido ganas desde siempre de traer a la crítica remember de los viernes al bueno de Camilo Sesto. Como ocurre con Mónica Naranjo, donde la unanimidad es apabullante, no hay cantante de heavy metal español que no alabe y elogie las capacidades vocales de este cantautor y productor. Una bestia escénica de incuestionables méritos que, por desgracia, acabo siendo fagocitado por su propio personaje en un ‘envejecimiento artístico’ que no estuvo a la altura de su época estelar o de otros compañeros de generación como pueden serlo Raphael o Miguel Ríos. Confieso que me ha costado elegir qué disco elegir porque siempre me centré en un recopilatorio personal grabado desde hace casi veinte años que, no sé por qué, me daba por escuchar a todo volumen los sábados por la mañana, además de haberme acompañado en numerosos viajes en tiempos de ¡ups! colegio mayor y carrera. (Aclaro: mixto y sin la menor incidencia machista y, por cierto, mi mejor amigo de padre agricultor y el mío camionero, así que se pueden imaginar lo reduccionistas que son las generalizaciones casi siempre y cómo sientan). Ha sido ahora al revisitar cuando he visto que cada disco tiene una canción imprescindible, quizá dos, pero nunca tres. Con esos mimbres me quedo con este Amor Libre, que fue el primero que lanzó tras protagonizar el musical (de ahí la barba) y que también tiene su historia particular con la portada.

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Elefantes – Trozos De Papel / Cosas Raras

Se me hace imposible creer que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad no pueda sentir una gran simpatía por Elefantes. Una banda que hace de la emoción algo terriblemente bello gracias a las melodías vocales y registros de Shuarma, acompañado por unos músicos que saben arropar a dotar a cada una de las canciones del armazón necesario para que todo acabe siendo irresistiblemente hermoso. No significa eso que todos sus discos y canciones lo consigan en la misma medida, puesto que no hay fórmulas magistrales, pero sí que es un denominador común, una constante, que se ha sucedido en mayor o menor grado a lo largo de una ya amplia discografía que comenzó en 1998 con El Hombre Pez, que se sublimó de manera excepcional en Azul (2000), su acústico (2001), La Forma De Mover Tus Manos (2003, más reedición en 2004) y Somos Nubes Blancas (2005). Fue entonces cuando su cedé y deuvedé en directo, Gracias, sirvió de despedida casi definitiva en 2006, hasta que por sorpresa regresaron, con la sabiduría que da la experiencia, con un inquietante El Rinoceronte en 2014. Una gira de regreso celebrada por todos, reencontrándose con unas formas de entender la música tan personal que sería incapaz de citar a un grupo similar a ellos. Nueve Canciones De Amor y Una De Esperanza, en 2016, se convirtió en un monográfico sobre los distintos estados y estadios de amor, para lanzar en 2018 La Primera Luz Del Día, para mí su único disco ‘fallido’ y en el que no sentí la emoción de la que he hablado al principio. Me decía Shuarma en una entrevista en 2014 que “cuando escuchas un disco sabes cuándo ha nacido por la necesidad de ser creado y cuándo es por obligación”. Quizá ese fuera el motivo. Por eso, con algo de miedo afronté las escuchas de esta nueva entrega y, ahora sí, les reconozco de nuevo en otra muy buena colección de canciones.

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Viva Suecia – El Amor De La Clase Que Sea

Pese a haber tardado tres años en publicar nuevo disco (aunque parece claro que el motivo obedece más al periodo ‘estático’ de pandemia que a una cosa propia), la carrera de los murcianos Viva Suecia sigue una envidiable trayectoria meteórica desde que en 2014 debutaran con un EP homónimo, producido por otro artista al que seguir la pista como es Neuman (Paco Román) de la mano del siempre recomendable sello discográfico Clifford Records que, a día de hoy, seguía siendo la referencia más vendida de su historia, gracias a ese ascenso meteórico que ha vivido la formación compuesta por Rafa Val como cantante y guitarra, Alberto Cantúa a la guitarra, Jess Fabric al bajo y Fernando Campillo a la batería. De 2016 a 2019 despacharon tres discos con otro tótem de la independencia discográfica como es Subterfuge Records (La Fuerza Mayor, Otros Principios Fundamentales y El Milagro, disco con el que el que me enganché a ellos) y este El Amor De La Clase Que Sea viene a ser ese esperado pero siempre controvertido paso a multinacional, en este caso de mano de Universal Music.  Un paso que dan en firme y con seguridad, con cambio de producción incluida, pasando de Carlos Hernández en los últimos discos a esos referentes propios que son Santos & Floren (Santos Berrocal y Florenci Ferrer), habituales de nombres como Love of LesbianIzalSidonieVeintiuno,  Elefantes, Chica Sobresalto o Ciudad Jara, la banda de Pablo Sánchez de La Raíz. Por primera vez también aparecerán colaboraciones desde el estudio. Tres generaciones distintas, por orden de aparición y, de menor a mayor: Dani Fernández, Leiva y Luz Casal. El Amor De La Clase Que Sea, en suma.

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Second – Flores Imposibles

El pasado 30 de septiembre salía a la calle el noveno trabajo discográfico de estudio de los murcianos Second, décimo contando el de directo, que venía de la mano de una importante colección de fechas para la gira de presentación, una docena de salas por todo el país, sin contar la más que previsible buena cosecha de festivales que suelen acumular si están en ruta. Anoche, apenas nueve días después del lanzamiento, la banda compartía un comunicado a través de sus redes sociales en el que anunciaban la decisión de dejarlo cuando acaben las fechas de 2023. Una sorpresa para los seguidores que no se esperaban una noticia así cuando precisamente estaban de celebración ante el regreso de una banda que, de alguna manera, siempre parece haber estado ahí, mucho antes de que el ‘indie’ fuera algo mainstream y de que se les incluyera dentro de una corriente a la que, considero, no pertenecían. Aunque esté claro que su influencia es incuestionable en otras bandas que aprovecharon el camino iniciado para aprovechar el campo abonado en su beneficio… Supersubmarina, Izal, Viva Suecia… Pero, aunque a todo el mundo le interesa vender discos y llegar al máximo de público posible, en mi opinión, Second siempre se ha mantenido alejado de las poses efectistas, apostando en sus canciones por una emotividad no impostada y con un intento de hacer canciones donde, dentro de su género de rock alternativo con mayor o menor querencia británica, ha primado más la belleza y arreglo sutil que los manidos clichés de sintes bailables disparados o bombo a negras. Tenía pensado escribir del disco esta semana, pero después del anuncio de anoche, teníamos que empezarla con ellos.

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Lepanto. Teatro Apolo. 7 de octubre

Resulta de lo más gratificante para el crítico y periodista que os escribe cuando, después de haber roto una lanza y traer al escaparate de la web una crítica de un determinado artista emergente o más local el tiempo te da la posibilidad de verle en directo poco después. Hay una sensación de ‘deber cumplido’ o, más bien, de cierre del círculo, que te hace sentir un poco partícipe de la historia. Como que le dota de sentido a un trabajo que se hace desde el pleno convencimiento de la necesidad de apoyar a este tipo de formaciones, más allá de los grandes nombres que todos esperáis de los que escriba en cada paso que dan en su carrera. Así, anoche tuve el gusto de ver la presentación de El Duelo. Un álbum del que os traje la crítica aquí el pasado mes de enero, donde asistí como cronista del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería. Como es habitual cuando el espectáculo entra dentro de la línea editorial de la web, os dejo a partir de este momento la crítica realizada para la agencia y que saldrá publicada en más digitales y medios impresos este fin de semana. Salud. (FOTOS: José Antonio Holgado).

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El Columpio Asesino – Diamantes (2011)

En ese repaso de nombres que suelo hacer de vez en cuando en las ocasiones que ofrezco en el escaparate alguna crítica para un grupo ‘no normativo’ dentro de los cánones más férreos del rock más arquetípico, siempre me suele venir a la cabeza el de El Columpio Asesino. Ayer (por fin) caí en la cuenta de que no lo había traído nunca a la sección de críticas remember de los viernes y (por fin, de nuevo) hoy es la ocasión definitiva. Formados en Pamplona, una tierra que es cantera del rock de trinchera, sea por la vía combativa o por la vía más poética, El Columpio Asesino es de esas bandas a las que es imposible catalogar. O, bueno, podéis hacerlo, pero cualquier etiqueta no definirá o incluirá todas las caras de un ente poliédrico. Y sí, a mí me parece bien que haya grupos que defiendan una forma canónica de interpretar determinado género, lo que no es óbice para valorar todas esas propuestas cruzadas en las que se huye del inmovilismo, ya sea de manera humorística o críptica, de forma juguetona o circunspecta. No voy a repetir de nuevo algunos ejemplos mencionados esta misma semana. Lo que sí que voy a repetir es que hace tiempo que las fronteras dejaron de tener sentido y que ceñirse solo a una fórmula o manera es, para empezar, poco evolutivo, pero también una manera de perderse infinidad de registros que son disfrutables de otra manera, que no adolecen de potencia, sensibilidad y calidad. El Columpio Asesino es de esos, recogiendo en distintos grados a lo largo de su discografía el gusto por el noise, lo alternativo, el post-punk y la electrónica aplicada a la generación de ambientes turbios. Elegimos Diamantes, su cuarto disco, el que les llevó a multiplicar su alcance gracias a, claro está, ‘Toro’. Pero son mucho más.

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Parquesvr – Si No Fuera Por Estos Momentos, Sería Por Otros

Llegué tarde a su escucha como para traeros en 2019 la crítica de Talego Quini, el debut de Parquesvr, a quienes tenía marcados en rojo desde ese momento, gracias a temas como ‘Tom Petty’, ‘Lance Armstrong’, ‘1992’ o ‘Puretrap’. Temas en los que un corrosivo humor, que nos conecta a otros grandes del género como Juan Abarca y sus Mamá Ladilla, sus hijos putativos Gilipojazz, se presentaba con un rock adusto, cortante y bastardo en su promiscuidad con todo tipo de géneros con personalidad propia. Más adelante, pegaban un repaso del bueno en el single ‘Pero’ a todos aquellos del “no soy machista, pero… No soy racista, pero…” a ritmo de salsa vigoréxica. Por eso, tenía claro que, si mantenían el nivel, su segunda entrega iba a acabar entrando por la puerta grande a esta casa. Así, Si No Fuera Por Estos Momentos, Sería Por Otros se presenta reforzando todo el descaro que la banda ha venido anticipando también en forma de singles previos y que nos ofrecen un combo que partiendo del rock deja que la locura y la ironía sardónica de sus letras impregnen y lleven la presentación formal a donde les pida el cuerpo. Hace tiempo que ‘el rockerío clásico’, a veces excesivamente purista, debería entender que la contemporaneidad de las formas y la apertura en los esquemas es una excelente forma de permitir que, precisamente, el rock no muera. Así lo hemos escrito tiempo atrás con los recomendadísimos (cada uno por distintos motivos) León Benavente, Biznaga, Vetusta Morla, Triángulo de Amor Bizarro, Airbag, Nudozurdo, Carolina Durante, Los Punsetes, Ángel Stanich, Inc, Mausoleo, Sandré, Pantocrator, Depresión Sonora, La La Love You, El Columpio Asesino, Kitai, Sexy Zebras, Varry Brava… Nombres que no pasarían ‘el filtro’ del festival tipo Viña Rock, ni el de la supuesta superioridad moral del rock americano, pero que están muy por encima de eso que más de uno, por encima del hombro, encuadra en el indie.

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Kaos Etíliko – Revuelta

Aunque verano siempre suele ser un solar para el tema de lanzamientos de álbumes es cierto que como ya no se venden como antes (de verano a primavera) ni tampoco hay un sello discográfico que invierta en campañas de promoción que precisen de efectividad y vuelta de la inversión se está haciendo algo más habitual en el mundo alternativo que cada cual adapte el momento a sus circunstancias. Sin ir más lejos, en el de este año hemos visto salir, entre otros, el regreso de La Gripe (el grupo de ‘los Platero’ Juantxu Olano y Jesús ‘Mongol’) o Chatarra, el punk lúgubre de Mausoleo, el metaleo de Bones of Minerva, el rock más clásico de Sidecars, Pablo Fugitivo o The River Band, la más de autor de Lena Carrilero. Hasta las más ‘mediáticas’ Tanxugueiras o Mónica Naranjo han optado por lanzarlo en verano, como hemos venido desgranando con sus convenientes críticas estas semanas atrás. En ese periodo, me recordaban al inicio del curso el ruidoso regreso de Kaos Etíliko, que viene ‘resucitado’ por el vocalista fundador Zigor Leza, no exento de un conato de polémica, puesto que poco antes de la salida del disco anunciaba la llegada de un burofax que cuestionaba lo lícito de volver a recuperar el nombre de la banda, después de que salieran tres por dos calles en el año 2000. Lo aclaro para neófitos, los guitarristas Aguayo, Aguayiko y el bajista Fonta fundaron Kaótiko, con nombre y maneras muy similares (de hecho su repertorio sigue incluyendo canciones de la época de Kaos Etíliko) y, por otro, Zigor y Kepa, voz y batería de la banda original, primero como Lacaza, que solo publicaría un álbum, y después con tres discos bajo el nombre de Sioux.

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Sho-Hai – Polvo

Saben ustedes que mi acercamiento al mundo de hip hop y el rap suele limitarse a pequeños nombres contados que caben en los dedos de las dos manos (hace unos años me sobraba una de ellas, incluso, vamos poco a poco). Toteking, SFDK, Solo Los Solo, Frank T… Hoy nos importa que uno de ellos siempre fuese Violadores del Verso a quienes llegué, como todo metalero-rockero, por su conexión especial con Soziedad Alkohólika. Siguiendo con estas interrelaciones, a Sho-Hai le tuve siempre mayor respeto y cariño por otra relación cruzada, en este caso con la familia de Hora Zulú. Si a alguien que le tienes honor y ley (no tengo a muchos artistas en esa categoría elevada) como Aitor Velázquez siente honor y ley por el protagonista que nos ocupa, automáticamente adquiere para mí el mismo derecho. Con esa condición, y aunque en RockSesión tenemos tendencia a salirnos del guion con frecuencia, tenía claro que iba a escuchar con atención el nuevo lanzamiento del artista maño, Polvo, que llega cinco años después de La Última Función. Un álbum que refrenda y reitera todas las radiantes virtudes de rapsoda rutilante. Querencias por el rap hardcore y hip hop clásico con una corrosiva visión del mundo, guiada por el humor negro y por una encomiable actitud de ser menos verborreico y más certero, dándole al conjunto un amplio sentido musical que va más allá de los arquetípico del género. Una combinación que solo puede conseguir quien es maestro de maestros. Brindamos por ello y por eso esta será siempre también su casa.

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