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Conversaciones con José Ignacio Lapido (Arancha Moreno)
Sea por la sequía derivada de las medidas que tienen que ver con la pandemia, que ha reducido el volumen de lanzamiento de disco antes la imposibilidad de ser presentado después en directo o sea por mera coincidencia, llevamos varios meses en esta casa hablando y escribiendo casi más de documentales (El Drogas, Pau Donés, Los Glosters, Ramoncín, Rompan Todo…) y de libros (a saber: Rulo y Tres Acordes y La Verdad, el de Óscar Sancho de Lujuria, sobre el Balmoral de Loquillo, el del baterista de Héroes del Silencio, Pedro Andreu, la novela de Albert Pla, ‘España En Guerra’, el autobiográfico de Antonio Arco, el epistolar de Kutxi Romero y Kike Babas, el de poesía de Manolo García o el tabernario El Mentidero del Rock Español) que de novedades discográficas. Porque si a esa recopilación le añadimos las críticas remember de los viernes ya nos quedan muy pocos días. Lo de Conversaciones con José Ignacio Lapido, firmado por Arancha Moreno, que es quien ejerce de vehículo transmisor para que conozcamos más sobre la figura del músico, compositor, letrista, vocalista y (esto lo añado yo) emblema del rock español, ha sido como un fogonazo veloz que he tenido que ir dosificando para que el placer de la lectura sea mayor. La obra caía en mis manos la pasada semana, antes de que llegara a las librerías, y si no lo terminé en dos sentadas fue por premeditación y alevosía. No quería que acabara. ¿Puede haber mayor halago para un libro? Con 091 y con su carrera en solitario (aunque la historia se remonta más atrás) la editorial Efe Eme acierta en dar voz a un creador alejado de los grandes focos y atención mediática, pero que resulta fundamental para entender la sobriedad cabal de quien lleva 40 años aportando su trabajo para dignificar el rock en castellano.
Lee el resto de esta entrada091 – La Otra Vida
Es lo que tienen las giras de regreso que tanto critican los haters de cualquier cosa. Que, en muchas ocasiones, acaban despertando el gusanillo de los viejos tiempos, de querer seguir aprovechando las buenas sensaciones (si es que se producen) y prolongar en el tiempo esa vuelta a las andadas. Todo eso se reúne en 091. La banda granadina siempre ha sido un referente constante en esta casa, por las vinculaciones sanguíneas que tantas veces he comentado. Los conocí gracias a ese Último Concierto al que mi hermano le daba tantas vueltas y en 2016 me pude quitar la espina de verlos en directo gracias a la Maniobra de Resurrección. Demonios, qué gustazo. Y se lo han tenido callado. Porque resulta que esa gira dio pie a la decisión de los cinco ceros (José Ignacio Lapido, José Antonio García, Tacho González, Víctor Lapido y Jacinto Ríos) a seguir adelante, a permitirse el lujo de grabar un disco de canciones nuevas, 25 años después de su último Todo Lo Que Vendrá Después. Primero había sacar los comprometidos discos en solitario de José Ignacio y José Antonio… pero ya están aquí. 091 empiezan La Otra Vida, la que comenzaron con su triunfal reinterpretación de Lázaro. Con menos penurias y con las cosas más claras. Se lo han ganado a pulso. Y lo vuelven a demostrar una vez más. Coherencia, humor negro, guitarras furiosas, melodías pop y canciones sin la más mínima fisura ni borrón. Todo un ejemplo a seguir.
Los Discos del Año 2017 de RockSesión
Es complicado ponerse a hacer listas así, porque siempre te queda la sensación de dejarte fuera gente que merece estar. Así que, como siempre, ha de tomarse como una guía para acercarse a lo que no se conozca. O a darle otra oportunidad a un disco que no te llamó en la primera escucha. Tampoco ayuda el hecho de que por mis oídos pasen trabajos de cualquier género así que me he limitado a incluir discos de los que he hablado ya aquí, o de los que hablaría (por eso se queda fuera esa triada flamenca compuesta por Rocío Márquez –imprescindible-, Argentina y Rosalía; el de Ángel Stanich, Silvia Pérez Cruz…). Como es habitual dejo fuera los directos (Stafas) por tener un carácter recopilatorio, y los Ep’s (Código Vinagrio). Ha costado dejar fuera a Rosendo, Exquirla, Asfalto, Los Coronas, Rubén Pozo o Josele, Vinila Von Bismark, Eskorzo…, cada uno por motivos distintos). Por quinto año, estos son los ochos oros, platas y bronces de RockSesión. Disparen al pianista.
José Ignacio Lapido – El Alma Dormida
No es fácil la vida artística para el solista de rocanrol. José Ignacio Lapido apostó por ello al poco de darse por concluida la trayectoria de los inolvidables 091. Y desde 1999 ha despachado, con este, ya ocho discos de larga duración. Una auténtica heroicidad para haber coincidido con el declive de las ventas de discos y esas cosas de las que tantas veces nos hemos lamentado. Acostumbrado a publicar nuevo material cada dos o tres años, la inesperada vuelta momentánea de Los Cero en Maniobra de Resurrección retrasó dicha periodicidad durante un tiempo, pero al final siempre cumple con su compromiso. Lapido se ha convertido en ejemplo vivo de aquello tan temido que es lo de ‘artista de culto’, por aquello de que muchas veces se puede mutar en ‘artista oculto’. Alejado de grandes medios, de grandes titulares, de grandes recintos, pero con una clase y estilo que han marcado mucho a otros autores como Quique González, con quien compartió gira, Leiva en su forma más melódica, Josele en su lado más crudo…
091. Maestro Padilla. 18 de marzo
Recuerdo ver la caja por casa desde no sé exactamente a qué edad. Negra, sobria, como su puesta en escena (no como la de la reedición, blanca, con cerillas). Último Concierto. Mi hermano guardaba un profundo cariño a 091. Supongo que habiendo realizado la carrera en Granada en plena ebullición del grupo le facilitaría el hecho de que tuviera un fuerte vínculo con ellos. El caso es que, con la adolescencia y mayoría de edad, en mi ánimo de devorar y conocer grupos y músicas, un mundo que al final me ha arrastrado de por vida, no le terminaba de ver el porqué de tanta devoción. Quizá es que los fuegos rápidos de artificio de otras bandas de la época coetánea me nublaron la visión o, sencillamente, que mi madurez personal y musical aún no estaba preparada para ellos. El caso es que, pasados los años, ‘Los Cero’ me ganaron y entraron a formar parte en esa hiriente lista de grupos que descubres cuando ya no tienes la posibilidad de verlos en directo. Una nómina de la que salió Héroes del Silencio, de la que quiero que salga Platero y Tú, y de la que anoche, gracias a ‘Maniobra de Resurrección’, 20 años después de su adiós, y al Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, borré a 091. Así fue el concierto ofrecido en el Auditorio Municipal Maestro Padilla.
091 – Doce Canciones Sin Piedad (1989)
Esta banda granadina es uno de los argumentos más poderosos para rebatir a todos aquellos que rechazan desde la ignominia ignorante la grandeza y el legado de la década de los ochenta en nuestro país. Con José Ignacio (García) Lapido como autor de casi todas las canciones, con un crecimiento artístico apabullante disco tras disco, y la voz de José Antonio García, influyente para autores del rock-pop respetables como Rubén Pozo y la de querencia americana, al frente del grupo durante casi toda su trayectoria (1981-1996). Y en este disco todavía está Antonio Arias al bajo (que posteriormente se marcharía para formar Lagartija Nick), 091, además de ser autores de una de las mejores versiones del rock en castellano (‘A Mí Con Esas’ de Los Brincos), son un grupo sólido en canciones que no se pierden en derroches superfluos, ni grandes desmanes, pero que ofrecen un punto de calidad diferencial que refrendarían paso a paso. Tras tres trabajos algo irregulares por diversos motivos, aunque todos ellos con momentos sobresalientes, Doce Canciones Sin Piedad fue el primer puñetazo rotundo encima de la mesa. Buena producción, canciones inmediatas y textos que apuntan ya la lírica instrospectiva de Lapido.
Hora Zulú – Me Duele La Boca De Decirlo (2002)
Nunca hubiera querido escribir estas líneas o, mejor dicho, no por el motivo que me ha obligado a ello para la crítica remember de este viernes. Anoche la formación granadina anunció a través de un comunicado que habían decidido parar la marca Hora Zulú de forma indefinida y mientras tanto dedicarse a proyectos paralelos. Antes, se despedirán de los escenarios con tres conciertos en el mes de noviembre. Dos en la Granada a la que tantas veces han cantado y otro en Madrid. Casi con toda seguridad van a ser grabados para su posterior edición en audio y vídeo. Qué menos que tener el recuerdo esplendoroso de una banda diferente a todo y ajena a cualquier cliché o limitación. Rap, metal, flamenco, esencia coplera con esa pena negra siempre aprisionando el pecho… Con letras inteligentes, con base rítmica muy marcada, con unos escarceos guitarreros más propios del flamenco, de escuela clásica, con gusto arabesco, pero llevados a la distorsión, una voz grave inconfundible no impostada y, como guinda, el corazón en la boca en cada una de ellas. Puro sentimiento. Va por ellos.