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Depresión Sonora – Makinavaja
De Depresión Sonora vengo escribiendo casi desde el principio de su advenimiento musical, allá por 2020. Es el nombre del proyecto de Marcos Crespo. Un músico que en mayo de 2020 colgó en la red las canciones oscuras nacidas durante el confinamiento que se hicieron virales hasta el punto de superar el millón de reproducciones en distintas plataformas. Su secreto, además de la idoneidad del momento para títulos como “Ya No Hay Verano” o “Hasta Que Llegue La Muerte”, fue recuperar esa añeja textura sonora del post punk oscuro que en España podríamos identificar con nombres como Derribos Arias o German Coppini. Tras otro notable EP, en 2022 llegó la prueba de fuego con su primer largo, El Arte De Morir Muy Despacio, que confirmó todo lo bueno apuntado con anterioridad. Una muerte en progreso a la que arropaba con sonidos de sintes, guitarras deliciosamente lúgubres, voces lánguidas y graves, cercanas a veces a un recitado de mínima modulación tonal, pero de una efectividad brutal, en parte a unas programaciones inteligentísimas y combinadas, a veces tan maquinales que nos evocan las cadenas de producción y la hiperproducción. Lo fantástico es que su alcance no llegaba a hacer más tristes a aquellos que sienten este punto de nihilismo y vacío de crisis intergeneracional, sino que representaba un camino al que aferrarse y a encontrar respuesta auditiva a las necesidades emocionales. Un disco tan extraño como corriente, tan fabuloso como rutinario. Ahora viene con este nuevo EP de cuatro temas, Makinavaja. Y no deja de tener su aquel que un artista que representa el desencanto de una generación nacida y desarrollada entre crisis económicas y desmotivaciones varias del sistema (a todos los niveles) titule su nuevo trabajo con el nombre de un personaje que ya ‘callajeaba’ y malvivía más de diez años antes de que naciese.
Lee el resto de esta entradaLos Discos del Año 2022 de RockSesión
Tómese esta selección como una guía para acercarse a lo que no se conozca. O a darle otra oportunidad a un disco que no te llamó en la primera escucha. Es complicado emplearse a hacer listas así, porque siempre te queda la sensación de dejarte fuera gente que merece estar dentro, por supuesto. Tampoco ayuda el hecho de que por mis oídos pasen trabajos de cualquier género y que esta casa nos vayamos tomando cada vez más licencias… Pese a todo, si escribiera de todo lo que escucho… se nos iría de las manos. Esa apertura hace más difícil seleccionar, ya que no es lo mismo elegir discos de un formato muy reducido y específico que de un prisma que incluye desde la canción de autor al metal. Lo que sí os aseguro es que pocas web de listas pueden decir haber escuchado casi el 90% de los más de 100 discos que habéis votado, más otros tantos que ni aparecen. Empiezo con las exclusiones. Como siempre, no hay EP’s (Mausoleo, Califato ¾, Rosy Finch, El Altar del Holocausto, Javi Robles…) ni directos (Vetusta Morla, M Clan, Depedro, Luz Casal, Los Deltonos…). Tampoco he querido incluir una serie de discos que, aunque nuevos, son regrabaciones de grandes canciones originales de antaño, como los de Calamaro (en este caso con material extra), Boni, Uoho, Ilegales, Flitter… Quiero hacer mención especial a una hornada de bandas rockeras jóvenes, de esas que están nacidas a conservar la llama, si es que no se cansan antes de darse contra un muro (sobre todo Whisky Caravan y también A Deshoras, Descendientes, The Nadies, Impedanzia, El Bombo, Indocentes, Menta, Kitai, Huracán Rose, Pablo Fugitivo…). Hay gente curtida a la que es difícil llegar a sus propios cénits conocidos, pero que se han aplicado a un muy buen nivel este año y una vez más (Airbag, Elefantes, Kaótiko, Manolo García, León Benavente, Warcry, José Antonio García, Nacho Vegas, Loquillo, Gatibu, Sidecars, Viva Suecia, Second, Diego Vasallo, Vega, la valentía anticomercial de Rozalén…). La música y su disfrute son tan subjetivos que se puede hacer otra selección de 24 con los que he citado, de lo más recomendables. La lista intenta equilibrar la amplitud de géneros que tocamos y entre lo previsible y lo meritorio. Intentando valorar especialmente a algunos discos que han podido pasar desapercibido para públicos no específicos, pero que creo que por calidad trascienden su propio círculo de actuación. Dicho esto, vamos, por décimo año: estos son los ochos oros, platas y bronces de RockSesión. Disparen al pianista en twitter.
Lee el resto de esta entradaDepresión Sonora – El Arte De Morir Muy Despacio
La música como desahogo extremo por más oscuro, denso, lúgubre y desbordante de desencanto suene. Lo de Depresión Sonora ha dejado de ser una rareza de llegada inmediata gracias a dos temas que se hicieron virales en tiempos de pandemia, dada la sensibilidad apocalíptica (exterior e interior) de entonces y podía haber dudas razonables de si el nivel podría mantenerse una vez entrada en la cacareada nueva normalidad que sigue siendo, en el fondo, tan anormal para muchos y tan rutinaria para todos. El proyecto de Marcos Crespo crece y tras ese fantástico epé titulada como la cabecera, Depresión Sonora, llega ahora este El Arte De Morir Muy Despacio, presentado en tres partes conceptuales distintas pero que al final devienen todas al mismo punto de fuga. Una muerte en vida a la que le arropa por el proceso sonidos de sintes, guitarras deliciosamente lúgubres, voces lánguidas y graves, cercanas a veces a un recitado de mínima modulación tonal, pero de una efectividad brutal, en parte a unas programaciones inteligentísimas y combinadas, a veces tan maquinales que nos evocan las cadenas de producción y la hiperproducción. Lo fantástico es que su alcance no llega a hacer más tristes a aquellos que sienten este punto de nihilismo y vacío de crisis intergeneracional, sino que representa un camino al que aferrarse y a encontrar respuesta auditiva a las necesidades emocionales. Un disco tan extraño como corriente, tan fabuloso como rutinario. Dada la juventud, habrá que estar pendientes de los siguientes giros de guion de Depresión Sonora… Si es que la realidad da motivos para ello.
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