Los Discos del Año 2023 de RockSesión

Tómese esta selección como una guía para acercarse a lo que no se conozca. O a darle otra oportunidad a un disco que no te llamó en la primera escucha. Es complicado emplearse a hacer listas así, porque siempre te queda la sensación de dejarte fuera gente que merece estar dentro, por supuesto. Tampoco ayuda el hecho de que por mis oídos pasen trabajos de cualquier género y que esta casa nos vayamos tomando cada vez más licencias… Pese a todo, si escribiera de todo lo que escucho… se nos iría de las manos. Esa apertura hace más difícil seleccionar, ya que no es lo mismo elegir discos de un formato muy reducido y específico que de un prisma que incluye desde la canción de autor al metal. Lo que sí os aseguro es que pocas web de listas pueden decir haber escuchado casi el 90% de los más de 100 discos que habéis votado, más otros tantos que ni aparecen. Empiezo con las exclusiones. Como siempre, no hay EP’s (Hora Zulú, NoProcede, Terral, Eloísa de Castro, Sexpeares, Ciudad Jara…) ni directos (Siniestro Total, Tierra Santa, Calamaro…). Tampoco he querido incluir una serie de discos que, aunque nuevos, son regrabaciones de grandes canciones originales de antaño, como los de El Último De La Fila, Quique González -versiones- o Luter –acústico-… Quiero hacer mención especial a una hornada de bandas rockeras jóvenes (o de reciente cuño), de esas que están nacidas a conservar la llama, si es que no se cansan antes de darse contra un muro (sobre todo Calizo, Cromo, Ekko, La Desbandada, Effe, Reptile, Corazones Eléctricos, Malas Pulgas, Cuatro Madres, La Trinidad, Cruce de Caminos, Jueves Negro, El Malo del Cuento, Descantilleos, Vuelo 505…). Hay gente curtida a la que es difícil llegar a sus propios cénits conocidos, pero que se han aplicado a un muy buen nivel este año y una vez más (Luz Casal, Bunbury, El Canijo de Jerez, Lapido, Miguel Campello, Fino Oyonarte, Neuman, Los Jacobos, Desastre, Deltonos, Surfin Bichos, Havalina…). También he excluido álbumes directamente no-rock pero que nos han gustado, como los de María José Llergo o Ángeles, Víctor, Gloria & Javier… etc. La música y su disfrute son tan subjetivos que se puede hacer otra selección de 24 con los que he citado, de lo más recomendables. La lista intenta equilibrar la amplitud de géneros que tocamos y entre lo previsible y lo meritorio. Intentando valorar especialmente a algunos discos que han podido pasar desapercibido para públicos no específicos, pero que creo que por calidad trascienden su propio círculo de actuación. Dicho esto, vamos, por décimo año: estos son los ochos oros, platas y bronces de RockSesión. Disparen al pianista.

Están ordenados alfabéticamente dentro de cada una de las medallas, no por escala de preferencia. Puedes ir a la crítica completa pinchando en el vínculo. (Recordad que los votos populares quedaron así).

ORO

Arco – Sol

El caminante hace camino al andar y el bueno de Antonio Arco jamás ha dejado de avanzar por una senda repleta de canciones de una humanidad incontestable. Ha seguido mirando hacia delante incluso después de haberse consumado la decisión (aparentemente kamikaze) de romper con El Puchero del Hortelano cuando su momento de popularidad estaba en su cénit, en aquel octubre de 2015 en el que se despidieron en una noche memorable. Poquito después llegaría su Uno (2016). Una prueba de toque donde su sonido buscaba querencias más de autor anglosajón, que también lo tiene. Abril (2018) fue un disco emocionante y florido (portada a lo Arcimboldo), mientras que 100 Veces (2020) venía a ser un ejercicio más equilibrado entre todas sus influencias. En 2021, gestado durante una pandemia de la que apresó la oportunidad, quiso regalarse por sus cuarenta años un balance en forma de libro de memorias, acompañado de un disco doble, donde revisaba en formato acústico canciones de toda su carrera, 40 Años, 40 Canciones. Por eso ha habido que esperar un poquito más para tener la cuarta entrega de nuevos temas, aunque también es cierto que medio álbum se ha ido presentando ya desde el pasado 2022 a esta parte, incluyendo esa colaboración sorprendente pero muy conseguida con Kutxi Romero, vocalista y letrista de Marea. Lenguajes distintos para una manera similar, pasional, de vivir la música y el cantar con el corazón en la garganta. En este cuarto trabajo Arco apuesta por el formato corto: diez temas en menos de treinta minutos que le da un carácter casi de grandes éxitos al conjunto. Ni un corte de relleno y melodías que vuelven a la gracilidad de antaño, donde se marca tientos y tangos, rocanroles que a veces rozan la influencia Extremo o, atención, Los Suaves. Un artista total que hace un poco más llevadero el dolor de los días. Qué más se puede pedir.

Arde Bogotá – Cowboys de la A3

«Primer LP, conceptual, más cercano al rock con toques indies que viceversa. Guitarras muy corpóreas en el primer tramo, golpeo contundente, y alguna concesión melódica más patente en la 2ª parte, conforme avanza la historia. Recomendable». Esa fue mi tuitcrítica (por petición) realizada hace un par de años sobre La Noche, el primer largo de los cartageneros Arde Bogotá, tras su ya de por sí prometedor primer epé titulado El Tiempo y La Actitud. Quizá no me los traje a crítica completa aprovechando el descubrimiento porque ya había pasado demasiado tiempo de su lanzamiento pero sí que tuve claro que tenía que marcarles la pestaña de seguimiento. Y qué ojo. Porque la trayectoria de la banda ha sido meteórica, de crecimiento más allá de la proporcionalidad más esperada, cimentándose su buena fama de banda bien potente y rockera (con todas sus letras) sobre las tablas de cualquier escenario. Así tuve la suerte de comprobarlo el verano pasado en la quinta edición de Cooltural Fest, donde volverán además en este 2023 con unos galones incontestables. Ahora, cuando apenas se cumplen seis años de su nacimiento en 2017, Arde Bogotá viene con su segundo larga duración bajo el brazo y con el título de Cowboys de la A3 (en referencia a la autovía que cogen cuando ya se acercan de regreso a casa tras tocar en alguna otra ciudad). Y vienen con la leyenda olímpica bien ejecutada: citius, altius, fortius. Doce temas lo suficientemente adustos y compactos como para congratularse de que alguien que suene así “esté de moda”.

Iván Ferreiro – Trinchera Pop

Hay en el artista solista venido de una trayectoria previa en una formación popular una espada de Damocles afilada cuando su trayectoria empieza a dibujar un largo recorrido, que le lleva irremediablemente a una madurez mucho más lejana que al más o menos vigente presente perfecto continuo. En ese trance de la sexta década de vida que regala el cinco como primer guarismo, es donde se presenta un punto crítico en el que se puede caer en la tentación de resistirse al paso del tiempo para querer seguir haciendo lo mismo, se puede abrazar la comodidad de querer repetir fórmulas de éxito que forjaron la leyenda del solista o también se puede pretender dar un salto al vacío sin mucha base buscando una modernidad con la que ni coherencia ni lenguajes parecen coincidir con la pulsión artística. Evadiremos dar nombres concretos en cada uno de los casos, pero seguro que a más de una persona se le habrá venido alguno a la cabeza. Iván Ferreiro, artista que ha demostrado sobrada inteligencia y cordura a lo largo de su carrera, conoce de todos esos riesgos y, por ello, se ha tomado con calma cada uno de los pasos, sin sacar nunca un trabajo del que no esté plenamente convencido y colmada su propia inquietud artística por sorprenderse y, a la vez, presentar canciones acordes con su edad y necesidades vitales. Todo esto parece lógico y sencillo de escribir, pero llevarlo a la práctica, que el resultado sea el que se pretende y que el público sepa percibirlo de la misma manera es la combinación secreta para la que no hay fórmulas mágicas. El vigués lo vuelve a hacer y de qué manera en Trinchera Pop. Un álbum terriblemente poderoso, orgánico, moderno, reconocible y rico en matices como para no dejar de aplaudir en todo su metraje. Descomunal.

Mikel Erentxun – Septiembre

Escuché un día a un monologuista decir que septiembre era el lunes de los meses y algo de cierto tiene por esa dualidad que se sucede con el paso del tiempo entre el estreno del nuevo calendario tras cada Nochevieja y esa sensación de apertura de curso, temporada, ciclo que viene tras el carpetazo de agosto. Puede que sea el mejor título posible para la propuesta con la que Mikel Erentxun se mantiene en la brecha de la escena musical. Un nombre bajo el que encontramos hasta dieciocho temas agrupados en dos discos (aunque cabe en uno), pero que en primera instancia iba a ser hasta un triple. Cuantiosa cosecha trabajados en tiempos de pandemia y que vienen a ser un giro bastante notorio con respecto a las últimas décadas. Después de más de cuatro décadas en escena, Mikel se aventura a utilizar el piano como instrumento a la hora de crear nuevas canciones (empujado por el impulso que siente al ver la película biográfica de Elton John) y también mantiene a la vez esa creciente necesidad por explorar el mundo Beatles que ya se plasmó en aquella arriesgada versión que incluyó en el disco Tributo a Joaquín Sabina, que no fue entendida por muchos (me incluyo). Ya entonces echó mano de Rufus T. Firefly, que es precisamente una de las bases de este disco, puesto que Víctor Cabezuelo (que además produce) y Julia Martín-Maestro se suman a la banda, como Daniel Ruiz (coproduce) y Sam Barritrop de la banda inglesa Reme. Resulta por tanto coherente llamar a un disco Septiembre, el mes que no es el primero, pero como si lo fuera, con un contenido que paradójicamente suena fresco y renovador pese a tener una acusadísima inspiración setentera, además de por los nombres citados, por otros como Marc Bolan, David Bowie o Tom Petty.

Radiocrimen – Franki

No hace falta pormenorizar mucho a estas alturas en el reconocimiento y respeto que le tenemos en esta casa a la obra y gracia de Txarly Usher al frente de sus distintos proyectos embarcados a lo largo de los años. Desde Opium Tea, pasando por Los Carniceros del NorteTxarly Usher y Los EjemplaresRadio X (junto a Segismundo Toxicómano) o los propios Radiocrimen que hoy nos ocupan. Una cabecera que cumple su décimo aniversario en este 2023, si tenemos en cuenta que fue en 2013 cuando nos llegó su primera referencia, aquel fantástico Mátame (Brixton Records), al que siguieron Antecedentes (Maldito Records, 2014), Tercer Grado (Maldito Records, 2016), Radio X [Radiocrimen + Placi Segismundo Toxicómano] (2018), Made in Basque Country (En Vivo) (2018), Las Peores Cosas Imaginables Están Sucediendo Ahora Mismo (2020) y La Ira (Colección de tres singles con canciones inéditas con El Último Ke Zierre, Siniestro Total y Kaos Urbano). Para celebrarlo, el quinteto compuesto en la actualidad por los dos fundadores Luis «Punk» a una de las guitarras y Txarly Usher en la voz, completándose con Gontzal «Puto Niño» que se sienta detrás de la batería, «Sopli» se aplica al bajo y Unai «Elektrico» empuña la otra guitarra, se desmarca sacándose de la manga este Franki con el que reverencian a su ya inconfundible ‘mascota’ y, de paso, se suman al concepto de la ópera rock, en este caso ópera punk, centrando la historia en la opresión, rabia y descenso del protagonista de la narración (cual Tommy de los Who) en pleno estallido punk del Bilbao industrial de los años ochenta.

Robe – Se Nos Lleva El Aire

Aunque durante un par de días fueron muchas las personas que llegaron a dudar de la llegada a tiempo o no del cuarto disco de estudio de Robe (Los Robe) antes de acabar el año, tal y como anunció ya en la presentación de su gira anterior, finalmente se han cumplido los plazos y términos y Se Nos Lleva El Aire está ya en circulación pública desde el pasado viernes, 15 de diciembre. Nos tienen así de bien acostumbrados desde El Dromedario Records, a cerrar el año con excelente sabor de boca después de que Marea azuzara a Los Potros del Tiempo el 23 de diciembre del pasado curso. Más que suficiente para que fuera proclamado en esta casa como el disco del año en vuestras votaciones (también en la lista editorial le dimos Oro) y casi no había duda de que el resultado se iba a volver a repetir este año con Robe. Pero antes de todo eso, toca sumergirse en algunas consideraciones, unas objetivas y otras personales, sobre el álbum. Un total de diez temas que vienen con la enjundia habitual y despachando el que viene a ser a la postre el trabajo de canciones inéditas más largo de su carrera. Anda Robe especialmente inspirado en los últimos tiempos y vuelve a la carga con un resultado tan poliédrico que cualquier acercamiento que hagamos sobre el disco puede ser cierto y real y a la vez de lo más incompleto. Imposible hacer un análisis plano y único de un trabajo reflejo (y repleto) de contradicciones, miedos, filosofía rebosante de humanidad… Pasiones, temores, lenguaje explícito marca de la casa y la ensoñación elevada de siempre. La lírica y el estruendo, la socarronería gamberra y la inspiración más preciosista. Robe sigue siendo Robe. Y no hay más.

Rupatrupa – La Utopía En Que Vivimos

Esta adorada profesión vocacional y pasional me regala en ocasiones algunos momentos a los que le doy una valoración muy especial. Uno de ellos es cuando un artista, una banda o su agencia me hacen llegar su nuevo material semanas, meses, a veces incluso más de un año, de que sea publicado. Es el caso que nos ocupa aquí. Rupatrupa tiene nuevo disco. Y es el primero. ¿Cómo es posible con todo lo que han conseguido hasta la fecha, llenando salas, pisando festivales, contando por cientos de miles sus oyentes? La historia de Rupatrupa es tan particular como lo son los tiempos en los que nos toca vivir. Forjados desde la valentía de tocar en la calle sin más pretensión que tener un mínimo con el que ganarse la vida, Rupatrupa ha crecido desde la más absoluta autogestión en los últimos años sin megalómanas pretensiones ni falsarias grandilocuencias. La Utopía En Que Vivimos no es un disco fácil. No lo ha sido en su gestación, ni en su concreción, ni en la producción, que Roberto se ha echado a la espalda con las mismas ganas de aprender como con las mismas dudas del creador empedernido, que nunca para de darle vueltas a su obra. Sale indemne del reto porque consigue lo más difícil: que nada suene procesado o enlatado, sino que la organicidad de su música siga estando presente en cada pliegue de sus acordes de guitarra, en cada saxo, en cada percusión de decenas de matices, acordeón y cuarteto de cuerdas, que también se estrena triunfal en ello. Rupatrupa ya tiene su primer disco. Y es imposible salir de él indemne.

Tarque – Vol. 2

Hablo un tanto de memoria cuando afirmo que puede que Tarque sea uno de los muy poquitos casos en los que cuando un frontman, vocalista, cabeza visible, cara reconocible, cantante (llámenlo como quieran) emprende una trayectoria como solista al margen de su banda nodriza para hacer una propuesta mucho más dura y contundente. Si hacemos un repaso por encima, por todo género, época y distinción… Tenemos el caso de Robe con Extremoduro, de Fito con Fitipaldis con respecto a Platero y Tú, de Rulo y La Fuga, de Mikel Erentxun con Duncan DhuLülu con ForrajeKutxi Romero con MareaQuini con Benito Kamelas, Jevo Jevardo con El Reno RenardoPablo Carbonell con Los Toreros MuertosJose Andrea en su día cuando estaba en Mägo de OzTete Novoa con SaratogaEnrique Bunbury con Héroes del Silencio… Y así podemos estar un buen rato, pero creo que el concepto se da por presentado: todas y cada una de esas propuestas ‘solistas’ son siempre bajando un tanto la intensidad y sin embargo con el bueno de Carlos Tarque pasa todo lo contrario, si nos atenemos a los últimos tiempos de M-Clan. Tiene por tanto algo de libertad furiosa esta plausible salida de guion. Se notaba en el Vol. 1 publicado en 2018, pero es que se nota todavía más si cabe en esta rutilante y contundente segunda entrega que es todo un tratado de genuino rock empacadísimo, fuerte y con tintes de blues y a veces más hard. Disfrutable de principio a fin… Efectivamente, estamos ante uno de los mejores discos del año.

PLATA

Albertucho – El Regreso Del Perro Andaluz

Igual que la serie de trileros y tronos decía aquello de que “lo que está muerto no puede morir” ocurre con esto del regreso porque difícilmente puede regresar algo que no se ha ido. Digo esto porque para mí (y creo que es un sentimiento popular recogido entre muchos de sus seguidores) Albertucho nunca se había ido. Por más que llegara aquel paréntesis como Capitán Cobarde y se abrazara a los territorios más folkies, la esencia de su manera de escribir, la forma de encarar un escenario, la energía al cantar siempre ha demostrado y ha tenido ese poso de ‘Perro Andaluz’ que ahora se anuncia de vuelta. Sea como fuere se entiende que así se haya presentado a los medios a todos los niveles si tenemos en cuenta que hoy hay que dar todo bastante masticado para que se retenga la idea. Sin ir más lejos, su propia discografía es tan absolutamente permeable que su disco Alegría (folk) salió como Albertucho, a quien vi en una gira en solitario (2013) haciendo ya de hombre orquesta y dando lustre a su querencia por Capitán Cobarde, mientras que en 2022 le volví a ver, todavía como Capitán Cobarde, pero con un arrebato pasional a lo Albertucho, como ya mostró en su disco Camino De Vuelta. Esto como lo de si Robe ha cambiado o no, si es transgresivo o no… Cuando en resumen es la misma persona haciendo expresión artística, no hay fronteras ni compartimentos estancos. Al final, conecta con lo que expresaba al principio: nomenclatura va, nomenclatura viene, Alberto Romero ha sido siempre un autor reconocible, con una corporeidad en la voz y expresividad en su energía que ha estado siempre fuera de toda duda y que ahora viene dispuesto a morder yugulares con este El Regreso Del Perro Andaluz, a quien le agradecemos también que se sumara al álbum de Extrechinato y Tú.

Arizona Baby – Salvation

Aunque conocía sus formas y maneras con anterioridad, mi aprecio por esta banda de barbudos llegó como casi todo lo importante, por casualidad, por la petición de un amigo para una sesión especial cumpleañera allá por verano de 2010. Por entonces solo tenían dos álbumes publicados (Songs To Sing Alone y Second To None), no habían fundido su talento con los Coronas… para hacer brotar a Corizonas… Javier Vielba todavía no se había convertido en un referente de la radio musical con su programa Mi Camerino en Radio 3, ni había debutado en solitario bajo el nombre de El Meister, de quien tan bien (y también) escribimos aquí en su momento. Es decir, todavía no habían dado el salto mediático definitivo. Visto en perspectiva podemos confirmar que aunque 2009 y 2010 ya fuera intenso para ellos en conciertos, fue en 2011 con la gira conjunta con los Coronas, primero manteniendo cada uno su título (de hecho el fantástico primer directo salió de esa manera) y después bajo el nombre fusionado de Corizonas, con su posterior disco en estudio, la consiguiente nueva gira, disco en directo… cuando la banda crece y crece y el nombre de Arizona Baby se multiplica por todas partes. Bondades colaterales. Desde entonces, el dúo sempiterno de Javier Vielba y Rubén Marrón, con Guillermo Aragón desde hace diez años completando el trío, ha mantenido su identidad sin salirse de los parámetros fundacionales y marcando una línea clara que permita diferenciar sus distintas propuestas sonoras. Hay pocas bandas en España capaces de hacer con tanta solvencia y naturalidad la música de Arizona Baby. Partiendo del folk de raíz más americana han conseguido generar un lenguaje propio en el que no faltan ciertos aires autóctonos y una clara pretensión de quitarle esa angustia circunspecta al género, de polvo anquilosado por más que sus pasajes sonoros evoquen precisamente esos paisajes. Larga vida.

Chica Sobresalto – Oráculo

El día que RockSesión cumplía seis años, el 5 de marzo de 2018, os traía a la web la crítica de Sobresalto, el primer larga duración de Chica Sobresalto, nombre escénico de Maialen Gurbindo. Decía de ella que venía a representar «un nuevo soplo de aire fresco que se zambulle en el pop oscuro, tan manido en su popularización, como bien logrado e inquietante, que toca en su ascendencia argumental los territorios de la circunspección rock». Pocas semanas después de aquella crítica, la veía en directo abriendo para la banda Nixon. Escribía en la crónica: «avalada por un debut de sonoridad y arreglos muy cuidados, Chica Sobresalto podría, a priori, situarse en ese tipo de voces femeninas de toques inocentes y tesituras dulces. Sin embargo, su desencanto en los textos, especialmente introspectivos y su enorme capacidad de afinación y melodía, arropada anoche sólo por su guitarra acústica, dieron otra dimensión a las ya de por sí buenas canciones. Inseguridades asumidas pero canalizadas para la creación». Dos años después, Maialen entraba en la academia de Operación Triunfo en su edición de 2020 y se confirmaba, sin duda, como la artista con mayor bagaje, identidad propia y mayor potencial de futuro, tal y como el tiempo está demostrando. «Un cuchillo no es malo por el simple hecho de ser un cuchillo, al igual que el paso por un programa de televisión no tiene por qué serlo si tampoco desvirtúa el concepto que tú misma tienes de la música y de lo que quieres hacer con tus canciones. Y quizá lo sea por algo tan sencillo como que ella ‘usó’ a OT y no al contrario. Eso no sentó bien a ‘los hombres de traje gris’ de los grandes sellos y le hicieron ‘pagar’ su independencia con una más que extraña eliminación a las puertas de la final (siendo favorita durante todo el concurso), por no querer abandonar al sello que le dio la primera gran oportunidad (El Dromedario Records, dije entonces. Con ellos sacó el sobresaliente Sinapsis y este Oráculo que la confirma como una artista multidireccional, capaz de narrar las certezas más absolutas y las incertidumbres más dolorosas, que pueden conectar más o menos con el oyente pero que, sin duda, son pura transparencia.

Delalma – Delalma

Tras Delalma nos regalaban el anuncio del regreso a la primera línea del heavy metal nacional de Ramón Lage, la voz que sustituyó a Víctor García en Avalanch allá por 2002 y puesto que ostentó durante diez años, hasta que llegó un parón indefinido que, sin embargo, no contaron con él para el regreso. Y no de una manera cualquiera, sino acompañado por otra colección de nombres viejos conocidos de la escena, como lo son principalmente el teclista y compositor Manuel Ramil (lo suyo empieza a ser de récord, si tenemos en cuenta que se ha movido con personas que entre ellas jamás tuvieron mucho feeling) al que hemos escuchado en los primeros tiempos de Warcry, en los últimos de Avalanch, fundador de Adventus (donde reunía a ‘los Warcry’ de los comienzos), durante un tiempo en Mägo de OzSauze, Alderaan… Y también a Manuel Seoane en la guitarra (Burning Kingdom, Mägo de Oz, Alderaan, Ars AmandiLujuria…). La batería corre a cargo de Dave Lande (actual baterista de Celtian) y Jesús Cámara al bajo (de Death & Legacy). Resulta profundamente irónico, por tanto, que Ramil haya coincidido un periodo de tiempo con Ramón y Víctor en formaciones distintas y preparando sendos álbumes, mientras que a la vez giraba con Mägo de Oz. Camas revueltas que al final acaban saltando por los aires por alguna parte, como ocurrió finalmente en el desencuentro de Adventus. Sea como sea y más allá de las fricciones entre personas, en RockSesión celebramos y mucho el estreno a lo grande de Delalma, que nos trae todos los elementos reconocibles de una voz mágica, que nos ha hecho volar tanto… Y, musicalmente, considero que esta propuesta también está por encima de la de Adventus, dicho sea de paso. Sin lugar a dudas, 2023 arrancó trayéndonos uno de los discazos del año.

El Kanka – Cosas De Los Vivientes

Despachó tantos discos a velocidad vertiginosa en sus comienzos que hay que reconocer que en esta ocasión se ha hecho demasiado larga la espera sin nuevo disco de El Kanka. Y es que en lo que va de abril de 2013 a febrero de 2018 (menos de cinco años) el malagueño nos regaló cuatro álbumes (Lo Mal Que Estoy y Lo Poco Que Me Quejo, El Día De Suerte De Juan GómezDe Pana y RubíEl Arte De Saltar, atemperado por ese CanEpé de febrero del 19) llenos de un universo fantástico en el que, ante todo, siempre brilló en esa búsqueda de la belleza de la canción, sea en sus formas más guasonas, en las más románticas y líricas… Y siempre haciendo gala de la impureza más pura en las formas. De chacareras a rumbas de todo pelaje, de rock skatalítico a sones de carnaval, pasando por funk, rap o lo que se tercie entre tercio y tercio. No le echaremos tanto la culpa a él sino al año y pico interruptus en los que decidió sanar la falta de abrazos con una gira enmascarillada. Aunque, sea como sea, la espera ha concluido con este quinto larga duración que bajo el nombre de Cosas De Los Vivientes viene con las armas pacíficas de las grandes letras dispuestas a derribar cualquier línea de defensa, con los escoltas habituales en los instrumentos y en la producción y con pleno 0,0 de megalomanía, por más que llene Wizinks de los de aforo máximo y agote entradas para sus conciertos meses antes de que lleguen. Que todavía haya triunfo en alguien cuyos argumentos son cien por cien artísticos reconcilia con la música.

Eskorzo – Historias De Amor y Otras Mierdas

Si hay una banda cuyo sonido es el idóneo para darle calor al invierno ese es Eskorzo. La banda granadina continúa por la senda de los sones y sonidos calientes, siempre regados por su particular concepción del rock y mucho de actitud punk… hasta el punto de que vienen consiguiendo que el público haga pogos a ritmo de salseo, cumbia y merengue. Es la primera vez que ha habido que esperar seis años, nunca tanto, para tener nuevo álbum de la banda desde que debutaran en 1998 con Mundo Bullanga. La culpa la tiene la cicatriz en el surco del tiempo que supuso para muchas cosas aquello de la pandemia. Historias De Amor y Otras Mierdas, sin ser del todo continuista, sí que es un eslabón lógico de la evolución que viene desarrollando desde que le pusieran el caldero de su música a calentar bajo el fogón más latino en Camino De Fuego de 2015 y su Alerta Caníbal de 2017, a quien tan bien quisimos por aquí en su momento. (No olvidemos que también le dimos cariño en las críticas remember a El Árbol De La Duda, quizá su disco más punki). Como el amor, cuando es de verdad, Eskorzo siempre ha estado ahí, y ya van camino de los treinta años. Nunca han fallado, siempre atentos al menor movimiento para ofrecer lo mejor de su música, a veces festiva, a veces canalla, otras incendiarias y siempre tan pasionales como el profundo dolor de las penas que se curan cantando. Es de esas bandas que forman parte del paisaje musical del rock independiente casi que desde siempre, inventores del sonido ‘mestizo’ cuando esto no significa poses de marca ni mensajes internacionalistas de paz mundial de cara a la galería. Ni del pastiche del corta y pega. Aquí se brega, se suda y se deja uno llevar por la sazón del sonido Eskorzo. Fiesta de la buena.

Revólver – Adictos A La Euforia

En enero de 1989, Carlos Goñi decide fundar Revólver, grupo con el que daría continuidad a una carrera musical que inició cinco años antes bajo el nombre de Garage y con mayor perdurabilidad con Comité Cisne. Ahora, 34 años después y tras diecinueve trabajos discográficos previos, entre los que se incluyen sus famosos Básico de los que hay hasta cuatro volúmenes, llega bajo el nombre de Adictos A La Euforia su vigésima álbum. Nada mal para quien ha sido (es) uno de los grandes letristas y compositores del rock de nuestro país. Y, claro, en una carrera de largo recorrido como la suya hay espacio para todo tipo de ondulaciones, búsquedas y maneras de hacer. Después de haber simplificado su discurso en Babilonia y suplirlo con más cantidad de temas en Capitol, estos cinco años han rearmado al bueno de Goñi para volver con su capa más esencial y germinal, recordando en estos nueve temas (uno de ellos es una versión al castellano de la archiconocida “Johnny and Mary” de Robert Palmer) todas sus influencias que le impulsaron a paliar con la guitarra la lesión adolescente que le retiró del balonmano. Volviendo al sonido del rock americano al uso, también con un par de escarceos del folk más Neil Young y con canciones que vuelven a abrir la presa hacia el río con letras como las de “El Anillo De Boda” o “Calor y Tiempo”, que tienen hechuras antológicas para el otoño de su carrera. Para rematar, el tono general del álbum es profundamente vitalista, por dos motivos fundamentales: su rechazo a escribir ni una sola línea en tiempos de pandemia y por un saneamiento y depuración corporal que completa la renovación.

Rulo y La Contrabanda – 5

Hace tiempo que Rulo (de hecho, diría que desde el primer momento que le empujaron a salirse de la foto en La Fuga hasta tener que montarse su propia historia) y su música viven en una constante dicotomía de opiniones entre quienes, haga lo que haga, le van a decir aquello de ‘antes molaba más’ (ojo, que también los hay que si no les gustaba La Fuga, que también ya de por sí tenía sus haters, menos en solitario) y quienes, siguiéndole como al flautista de Hamelín, le van a apoyar de todas, todas, haga lo que haga. Ante esta situación, casi que la inmensa cantidad de opiniones que se vierten sobre sus nuevos álbumes en solitario hay que revisarlas con la ceja a lo Sobera en Quién Quiere Ser Millonario. Sin necesidad de regalar los oídos y los ojos a nadie con la lectura de las críticas que le he hecho a sus discos, en esta casa le hemos señalado lo malo cuando lo hemos considerado así (sobre todo cuando intentó entrar en unos registros que no eran propios ni de su edad ni de su trayectoria) y le hemos aplaudido cuando también nos parecía meritorio de ello, especialmente con su anterior Basado En Hechos Reales. Como ya dije en su día, considero que si Señales de Humo fue un paso de transición algo continuista entre el grupo y su camino en solitario, Especies En Extinción fue una búsqueda más amplia en la paleta de sonidos y opciones, no siempre atinado, y El Doble De Tu Mitad fue un intento de concreción de todas las sinergias, Basado En Hechos Reales se logró el ansiado equilibrio perfecto de los mejores ‘Rulos’. Ahora llega este 5 que viene a ser su decimoquinto disco (contando los directos y los de La Fuga) con apenas 44 años. Nada mal, como me comentaba en la entrevista que le hice la semana pasada, con la que estrechamos lazos tras el gesto que tuvo con el libro de Extrechinato y Tú. Vuelve a buscar dinámicas distintas para que todas las canciones del disco ofrezcan algo distinto y también apuesta por un nuevo productor. El resultado a mí me convence, porque se apunta a encaminarse a una madurez, pero sin prisas… que a las misas de réquiem…

BRONCE

Cobardes – Que Empiece El Baile

Poquito más de tres años después de que debutaran con su Ceniza y VientoCobardes vuelve a la carga con su segundo larga duración. Sin duda una apuesta sólida y más que currada para hacerse un hueco en el género del rock urbano de influjos poéticos, que viene avalada por algunos de los referentes de las últimas décadas. Desde las colaboraciones de lujo del primer álbum (Iñaki Antón, Rulo, Kolibrí) pasando por toda la camada de Marea y la garantía de El Dromedario Records. Madera y tempestad había para aquel título y de ambas vuelve a ver en este esplendoroso Que Empiece El Baile, título que no deja de ser una declaración de intenciones si tenemos en cuenta que la banda tuvo la mala suerte de que una pandemia, que parece tan lejana, y sus confinamientos y restricciones llegaran dos semanas después para tirar por tierra el recorrido natural del lanzamiento. Diez cortes avalan la nueva apuesta en la que Cobardes ha trabajado, aprovechando las circunstancias, a fuego lento. Nos vienen con los mismos ingredientes pero perfeccionando la receta. Ahora sí que sí. Sin duda que este disco entraría en aquel maravilloso círculo que se dibuja hace veinte años en el rock urbano y poeta con la misma entereza y solidez. Hoy, más difícil, quizá por ello más meritorio, Cobardes hace honor al reverso de su nombre demostrando todo lo contrario: la valentía de creer en unos patrones que, mientras sigan teniendo herederos de esta calidad y espacios como el nuestro, seguirán haciéndonos bailar.

Corada – De Vuelta De Nada

Nunca es fácil echar a andar con una nueva banda, una nueva cabecera, un nuevo nombre con el que llegar al público pero cuando tras dicha nomenclatura se encuentran músicos curtidos y experimentados ya en otras lides como es el caso, al menos está garantizada una calidad y solidez significativa de cara a afrontar la escucha de su debut. Es lo que ocurre con Corada, esta nueva formación en la que encontramos al dúo formado por Joanjo Bosk y Albert Serrano. A Bosk (voz, coros y letras) le tenemos ubicado desde los tiempos de Aspid, banda que acabó muriendo un poco en la incomprensión de su propuesta más lírica, y posteriormente como cantautor rockero más al uso, recordando autores clásicos de la canción catalana o haciendo un EP temático sobre bombardeos nazis en el 38 o el 39, como hizo años después convirtiendo “The Partisan” a “El Maquis”, además de marcarse un gran disco en Después de Todo, con un “Maldito Veneno”, que va desde entonces en mi maleta de favoritos. Por su parte, Albert Serrano (arreglos, guitarras eléctricas, acústicas, mandolina, mellotrón, pads y hammond) ha sido guitarrista de estudio de numerosos autores del pop rock nacional e incluso se le ha podido ver de gira, que no es poca cosa, en los exigentes directos de Manolo García. Por si fuera poco, para la grabación han contado con otro tótem instrumentista como José Niño Bruño (LeivaJoaquin SabinaAndrés CalamaroFito & FitipaldisMiguel RíosAriel RotAlejo StivelManolo TenaTwangueroJaime UrrutiaLichisCoque Malla…) a la batería y percusiones y de Íñigo Goldaracena en el bajo (Manolo García, Revólver…). De Vuelta De Nada presenta diez temas de energía rock y cuidadas melodías accesibles que le emparejan al pop. Un debut ‘nodebut’ que es de lo más grato. Buenas canciones y buenas melodías. No se puede pedir más.

Ginebras – ¿Quién Es Billie Max?

Para alguien que en su niñez se ha cantado buena parte de la discografía de Aerolíneas Federales (vía hermano mayor), que en los tiempos universitarios celebró el resurgimiento de esa sonoridad con Los Fresones Rebeldes o Nosotrash, bajo etiquetas poco acertadas con el muy mal llamado ‘tontipop’ (se me ocurren muchos más géneros y formas de encarar la música donde el calificativo podría ser más apropiado), que otros buen puñado de años más tarde sigan surgiendo bandas que beban de esa forma naturalizada, divertida y melódica manera de contar historias y cantar canciones me sigue conmoviendo al extremo. Es una suerte de conciliación con ese presente tan deslavazado y pueril en el que los “Viejos Rockeros Viejos”, que diría León Benavente, y sus discos como concepto ya no tienen apenas sitio más allá de su reducido coto de endogamia. Para mí Ginebras es eso. Un grupo que trasciende de toda moda para cantar en plena sencillez historias que no por triviales resultan inanes. Ya sorprendieron con su debut en el primer largo Ya Dormiré Cuando Me Muera (que se quedó sin crítica porque lo escuché algunos meses después de su lanzamiento, así que siempre tendremos la carta de dedicarle una crítica remember de viernes dentro de unos años) y vuelven a hacerlo con este segundo, ¿Quién Es Billie Max? Y lo consiguen porque lejos de clavar la misma fórmula desenfadada, consiguen trasladar lo aprendido a lo largo de estos tres años, narrando con el mismo sentido del humor pero con algo más del poso que da la experiencia. Incluso atreviéndose con temáticas y arreglos más elaborados. Y lo que me sorprende es que tengan haters declarados habiendo tanto mal por esos reproductores de streaming

Le Mur – Caelum Invictus

No recuerdo exactamente el momento en el que le puse ‘la pestaña de seguimiento’ a Le Mur, pero sí que sé que mi mente les encuadró rápido en un compartimento con bandas a las que tengo alta estima, como Somas CureVirgenCatorceAdiós CaballosElla La RabiaOseznoAphonnicBones of Minerva… Lo que viene siendo esa fantástica hornada de grupos post metaleros y alternativos que presentan una renovación bastante elogiable, dotando a las formas clásicas del género una personal reinterpretación que hace que no se rehúyan las melodías accesibles, que no todo tenga que atronar para demostrar alguna suerte de autenticidad…  Aquello de que la potencia sin control no vale de nada, pero llevado con inteligencia a terrenos poderosos, con sobradas facultades tanto en la música como, especialmente en el caso que nos ocupa, en la voz. Y ha sido una relativa larga travesía en el desierto porque este cuarteto murciano ha tardado sus casi seis buenos años en publicar su segundo larga duración. Tercer trabajo si tenemos en cuenta que debutaron en 2015 con EP de título epónimo, y lanzaron El Brote en 2017. Por el camino, además de una pandemia, la banda ha pasado su propia crisis de la que, como dice el manido dicho, han hecho su propio aprovechamiento de oportunidad, haciendo que la entrada de Juan Carlos Becerra a la batería les haya multiplicado las posibilidades a la hora de hacer crecer las canciones. Con Elsa Yepes a la voz, Pedro J. Carrillo a la guitarra y Carlos Barceló al bajo, Le Mur presenta una alegoría de pies en el presente pero mirada al cielo victorioso y a mitos y titanes del pasado. Un álbum que, claro está, hace méritos propios para seguir en ese compartimiento donde ya les tenía.

Los Zigarros – Acantilados

Lo bueno de llevar ya la nada desdeñable cifra de once años y medio abiertos es que hemos podido ir de la mano de alguna que otra banda desde el principio a lo largo de este periplo. Los Zigarros es uno de los ejemplos más notables ya que escribimos de su debut homónimo allá por 2013, también de su A Todo Que Sí de 2016, el Apaga La Radio de 2019 y ese directo llamado ¿Qué Demonios Hago Yo Aquí? de 2021 con el que, de alguna manera, cerraban esa suerte de voraz y feroz trilogía de presentación y, de alguna manera, también celebraban ‘seguir vivos’ con una buena colección de amigos (Carlos Tarque, Carlos Raya, Fito CabralesLeivaAurora GarcíaAriel Rot y Ángel Wolf) tras una pandemia sepultada ya, por suerte, en el olvido del día a día. Poco más de diez años después de aquel estreno nos llega ahora la quinta referencia, cuarta de estudio, con nombre de Acantilados, de portada de colorista iconografía que recuerda tanto al hipismo beatle como a la psicodelia setentera y que presenta a su vez otros cambios formales. Desde el sello discográfico con el que ve la luz, puesto que de Universal pasan a una autogestión más pura y dura al salir con el sello de Cultura Rock Records (o lo que es lo mismo, la casa de tótems tan imprescindibles como Fito & Fitipaldis o Carlos Tarque), como en la producción y pilotaje de los mandos, que pasan de Carlos Raya a Leiva, grabado en el Estudio 1 de Colmenar Viejo. Desde luego, no se andan con chiquitas en cualquier caso los hermanos Tormo (Ovidi, voz y guitarra; Álvaro, guitarra), de nuevo perfectamente escoltados por Nacho Tamarit (al bajo) y Adrián Ribes (a la batería). Los Zigarros, en suma, se marcan un cuarto trabajo lo suficientemente reconocible para seguir contando con los acólitos del rock and roll clásico de los primeros discos, pero con argumentos para no caer en la auto repetición que llevaría tarde o temprano al hartazgo. Sigamos, con gusto, haciendo el camino juntos.

Lujuria – ¿Cuántos Somos En Total?

A estas alturas no hay nadie ajeno al mundo del rock que no sepa del compromiso, empeño y lucha de Lujuria en todas y cuantas causas injustas considera. Su vocalista y cabeza visible,  Óscar Sancho, jamás se esconde a señalar donde otros callan, a alertar ante los temores que anticipa con la experiencia de más de treinta años en la música o en debatir con quien se precio, por más ‘estrellita’ trasnochada de la escena se crea. Dentro de esos parámetros, también nombrar a Lujuria es hablar de la cara más hedonista del heavy y hard rock de nuestro país (Erotic Metal lo llegaron a denominar) pero hay ocasiones, y los tiempos que vivimos parecen propicios para ello, que aparcan el buen humor y las lubricaciones para centrarse en la elucubraciones. Ya lo hicieron de manera muy explícita y evidente con aquel …Y La Yesca Arderá recordando a los comuneros y vuelven a centrar el tiro en este ¿Cuántos Somos En Total? en el que hacen lo que podría antojarse de inicio como un imposible: unir la figura simbólica y artística de Víctor Jara con el mundo de pasión y amor al metal y su compromiso de clase, dibujando un argumentario de canciones que se trenzan para intentar dibujar esperanza y honor. De la parte de Jara, se pasa del más velado reconocimiento en el  tema que da título al disco, que nace del último poema escrito por Jara antes de ser asesinado tras días de tortura por esbirros de Augusto Pinochet, pasando por una revisión del “Te Recuerdo, Amanda” o el tema “Justicia Quiero Gritar”. De las de brindis al rock, otra tanda de temas en forma de plegarias, cantos y un espíritu contagiado de la nobleza del cantautor. Un disco adorablemente ‘raro’, de los que nos gustan, sin duda.

Medalla – Duelo

De perturbadora y muy inquietante portada es Duelo. Casi los efectos que provoca la escucha de su cuarto larga duración y múltiple referencia, porque si algo caracteriza además a la formación barcelonesa. «Levantar el pie del acelerador nunca ha sido una opción para Medalla. Esa es la única regla imperante y la razón de ser de una banda que tan sólo en sus 6 años de vida ha publicado 4 discos y diversos singles mientras no han dejado de girar», nos avanzan en su biografía oficial. Un disco que juega con maestría en el claroscuro de los pasajes más truculentos y la luminosidad melódica. Una de esas anomalías que nos gustan tanto por aquí. El grupo viene formado por Eric Sueiro a la voz, guitarras (eléctrica, doce cuerdas, acústica, española), sintetizadores y piano; Marc López a la batería y percusiones; Joan Morera a la guitarra eléctrica y sintetizadores; y Josep Peris al bajo y trompeta. La colaboraciones se concentran en el tema “Duelo” y son de Valdivia en la voz, de Sergio Pérez en sintetizadores, guitarra española y motosierra (¡!) y Raúl Gómez al violín. Como ellos se completan, su sonido «esgrime con soltura una propuesta que bebe de sonidos cercanos al rock progresivo, el heavy metal, la psicodelia, el pop y el post-punk». Con esos mimbres, ¿cómo no nos iba a gustar el resultado? En suma, maravillosa anomalía y un salto considerable que nos confirma a una banda que parece no haber tocado techo todavía.

Volvoreta – Vamos Con Todo

Imagen ochentera a más no poder, con aires de rock urbano castizo y de Ramones, de quien de hecho parece beber claramente su logotipo redondo, con esa mariposa de alas electrificadas en su parte baja y la leyenda “Guadalajara. Est. 2018”. Tirando de la biografía oficial compartida por el grupo, leemos que «son una banda de rock urbano de Azuqueca de Henares y Marchamalo (provincia de Guadalajara). El grupo lo componen cuatro integrantes, Carlos Martín (cantante y guitarra solista), Alejo Martín (guitarra rítmica y coros), Daniel Solano (batería y coros) y Daniel Manzanares (bajista y coros). Las edades se mueven entre los 18 y 20 años. El grupo empezó a finales del 2018 con el propósito de hacer rock and roll y compartir su música, muy influenciado por el rock de los 80 español, grupos como Leño, Asfalto, Topo y Rosendo son claves en su sonido, aunque éste es muy personal y único». Vamos Con Todo es la declaración de intenciones que se lanza como flecha flameante sobre los oídos anhelantes de savia nueva en esto del rock and rollo callejero más propio. El disco sale de la mano de Metales Preciosos Música & Discos (es decir, el sello creado por Charlie Sánchez, quien fuera director de Warner Music Spain durante tantísimos años y ‘culpable’ del fichaje de Extremoduro en 1992, entre otros) y también con Virgin Music Spain, una división de Universal Music Spain. Desde el sello también apuntan a lo alto cuando afirman que «un veterano y semi-retirado guitarrista y cantante rockero de Carabanchel, cuando los escuchó literalmente comento: “Me he visto con 50 años menos… darles caña!!!”». Algo tendrá el agua cuando la bendice el abuelo de la camada. Parece claro que no es un disco debut equiparable a la simbología o trascendencia de todos los nombres citados, pero sí que es una excelente primera piedra de toque. Por hacer un símil, si los zeppelianos se fliparon en su día con la irrupción de aquellos jovencísimos Greta Van Fleet, los amantes del sonido Leño Asfalto pueden hacer lo propio con Volvoreta. El tiempo dirá el alcance y crecimiento.

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Publicado el enero 5, 2024 en Actualidad, Discos del año. Añade a favoritos el enlace permanente. 6 comentarios.

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